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GENTE

Antonio Valero

Un año en la piel de Arturo Barea

Rocío García

Su libro de cabecera durante un año ha sido La forja de un rebelde, de Arturo Barea. Tuvo que adelgazar 10 kilos para representar a Arturo Barea gravemente enfermo de tifus y luego afeitarse media cabeza para moldear una calvicie. Ha seguido casi de manera cronológica la vida, o la forja, de un niño madrileño de familia humilde de principios de siglo, de su educación, su visión del mundo, su estancia en Marruecos, el final de la monarquía y el triunfo de la República, las convulsiones políticas y finalmente la guerra civil. Antonio Valero es el protagonista de La forja de un rebelde, serie televisiva dirigida por Mario Camus, que se presenta oficialmente hoy en el Centro Cultural de la Villa de Madrid y que mañana comienza su emisión. La serie, la más cara hasta la fecha realizada por Televisión Española, con un presupuesto que ronda los 2.000 millones de pesetas, consta de seis capítulos de hora y media cada uno, que se emitirán los viernes por la primera cadena. La música ha sido realizada por Lluís Llach.El rodaje, que ha durado un año, se ha realizado en Madrid, Extremadura, Andalucía, Valencia, Euskadi y Marruecos. Junto a Antonio Valero, que comenzará a aparecer en pantalla a partir del tercer capítulo, justo con la llegada de Arturo Barea a Marruecos para realizar el servicio militar, trabajan Lidia Bosch en el papel de esposa, María Barranco, José Luis López Vázquez, Carmen Rossi, Ángel de Andrés y otros. Jorge Juan García y Francisco Javier Alcalá hacen, respectivamente, los papeles de niño y adolescente.

"Para mí, Arturo Barea representa la memoria. Hay que ser conscientes de algo realmente trágico que ocurrió en nuestro país. No hay que tener miedo al pasado. Un país no puede perder sus orígenes, tiene que mantener su memoria". Así es como ha visto y ha vivido este actor valenciano de 34 años su unión con Arturo Barea. "La literatura son muchas cosas", continúa, "pero una de ellas es la memoria de los hombres. Yo creo que en este caso el cine también lo es. No es verdad que se haga mucho cine sobre la guerra civil y, además, no todas las películas son como ésta".

Ha vivido un año en la piel de Arturo Barea y dice que se "le han roto muchas cosas" en su vida. Pero se desintoxicó rápidamente. Muy poco después fue un gigoló en una película francesa, Atlantic rendez-vous, que se rodó casi inmediatamente. "Fue fantástico, porque me limpió bastante".

Antonio Valero se inició en el teatro, donde ha desarrollado la mayor parte de su carrera, aunque sus apariciones en el cine son cada vez más frecuentes. Fue componente del grupo teatral de Albert Boadella -"un maestro genial"- Els Joglars, con el que hizo obras como M-7 Catalonia y Gabinete Libermann. Actor de método -"creo que la técnica de un buen actor es un fin para conseguir algo"-, Antonio Valero consiguió una beca, en octubre de 1981, para estudiar dos años en Nueva York en la escuela para actores profesionales de John Strasberg-The Realostage. Nunca deja el teatro. Protagonista de Alesio, de Ignacio García May, y La marquesa Rosalin da, obra con la que inició su andadura el Centro Dramático de Valencia en la primavera de 1988, Antonio Valero ensaya en estos momentos la obra Combate de negro y perros, que, dirigida por Miguel Narros, se presentará a finales de abril en el Centro Dramático Nacional. En el cine ha trabajado, entre otras, en La mitad del cielo, de Manuel Gutiérrez Aragón; en El Lute, de Vicente Aranda, y en El juego más divertido, de Emilio Martínez Lázaro.

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