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Absueltos cuatro de los cinco agentes juzgados como miembros de la 'mafia' policial

La Audiencia Provincial de Santander ha absuelto a los agentes Victoriano Gutiérrez Lobo, Francisco Javier Fernández Álvarez, Adelardo Rafael Martínez García y Miguel Ángel Bercianos, procesados en el juicio de la mafia policial. El joyero Federico Venero ha sido condenado, como autor de un delito de tenencia ilícita de armas, a dos años de prisión.El inspector Antonio Caro Fontanillo ha sido condenado a seis años y un día de inhabilitación especial como responsable de un delito de prevaricación (delinquir los funcionarios públicos a sabiendas o por ignorancia inexcusable). La Audiencia condena también al herrero de Selaya (Cantabria) Salvador Fernández Veigas, a un año de prisión por tenencia ilícita de armas de fuego.

La sentencia fue leído ayer por el ponente, José Luis Gil, en audiencia pública y con asistencia del agente condenado, Antonio Caro, y del letrado defensor del joyero, Antonio Sarabia. Federico Venero, terminada la lectura del fallo, declaró a los periodistas: 'La policía no se va a comer un rosco de ahora en adelante y nadie querrá colaborar con la Justicia. Yo no iré a la cárcel porque antes me lo haré a mí mismo pegándome un tiro". Su abogado anunció la presentación de un recurso de casación ante el Tribunal Supremo por infracción de ley y quebrantamiento de forma. También el inspector Caro manifestó su intención de recurrir la sentencia. El letrado José Emilio Rodríguez Menéndez, defensor de Femández Álvarez y Caro, manifestó su satisfacción general por la sentencia, que consideró "ajustada a derecho", aunque señaló su discrepancia con la condena al inspector Caro, sobre la que anunció su decisión de recurrir. El letrado añadió que la sentencia es "un justo castigo a Venero" y que "ha quedado acreditado que no existe mafia policial". Mostró su convencimiento de que la resolución judicial influirá sobre el recurso de casación presentado en el caso el Nani.

El joyero Venero queda absuelto del delito contra la salud pública (tráfico de drogas) del que, al igual que el policía Miguel Ángel Bercianos, había sido acusado por la fiscal.

El tribunal considera que en dos o tres ocasiones durante el año 1985 el inspector Bercianos entregó a Venero, su confidente, algunos envoltorios con productos inocuos imitando cocaína o heroína sin que haya quedado acreditado el propósito que guiaba a ambos procesados con la entrega y recepción de tales envoltorios.

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