Un alcalde gaditano rechaza la ocupación de un cortijo de Manuel de Prado

El alcalde de la localidad gaditana de Alcalá de los Gazules, Luis Romero, difundió el viernes una declaración municipal en la que asegura que el cortijo El Carrizoso, propiedad del empresario madrileño Manuel de Prado y Colón de Carvajal, goza de "libre accesibilidad para personas y ganado", en contra de las acusaciones de un grupo de jornaleros y ecologistas de esa provincia que la ocuparon el pasado día 26 por considerar que acota con una malla cinegética una via pecuaria.Romero negó estas acusaciones y precisó que la finca El Carrizoso, ubicada en el término municipal de Alcalá, "cumple los requisitos exigidos por la Agencia de Medio Ambiente (AMA), de la Junta de Andalucía y el Instituto Andaluz de Reforma Agraria (IARA) para la instalación de la malla cinegética. El Ayuntamiento de Alcalá, población del interior de la provincia de Cádiz de apenas 6.000 habitantes, es de mayoría socialista.

En la declaración municipal se comunica que el Ayuntamiento de Alcalá de los Gazules coincide con los ecologistas y los jornaleros en la demanda de recuperación de las vías pecuarias que hayan sido ocupadas de forma ilegal, pero niega que la propiedad de Prado y Colón de Carvajal sea una de ellas. Un responsable del PSOE de Alcalá aseguró que la finca El Carrizoso, pese a estar acotada, jamás ha impedido el paso de ganado y de personas, ya que ni siquiera existen cadenas o candados en su cancela.

La finca El Carrizoso fue ocupada el viernes 26 de febrero, por espacio de dos días, por un grupo de ecologistas y jornaleros que encabezaba el dirigente del Sindicato Obrero del Campo (SOC) Francisco Casero. Los ocupantes, un total de 60, realizaron una acampada y difundieron un comunicado en el que denunciaban la situación general de las vías pecuarias en la provincia de Cádiz. Ecologistas y jornaleros aseguraron que el acceso a la cañada que atraviesa la finca de Manuel de Prado está cerrado con una cancela, lo que hora niega el alcalde de Alcalá.

En la segunda jornada, los ocupantes derribaron la valla cinegética del cortijo.