Suresnes 2
Muchos comentaristas de política nacional han calificado el congreso de Alianza Popular como el Suresnes de la derecha española, asociándolo al congreso celebrado por el PSOE en el exilio en 1974, del que salió no sólo la renovación de la dirección, encabezada por Felipe González, sino también la escisión del PSOE entre históricos y renovados. Ahora, como entonces, habría que medir el resultado del congreso como un lógico proceso a la vez biológico y político, sin que se clarifique demasiado si lo biológico condiciona lo político o a la inversa.Los viejos cuadros socialistas coprotagonistas de la guerra civil fueron sustituidos por jóvenes cuadros sin mancha de pecado original, inocentes de nacimiento. Ahora en la derecha los treintañeros de Hernández Mancha también podrían mostrar manos inocentes y limpias: no han firmado sentencias de muerte desde gobiernos franquistas y ni siquiera se los tiene fichados como mamporreros parapoliciales durante aquellos años en que la dictadura asumió hasta sus últimas consecuencias la doble moral de un falsificado estado de derecho.
Ya están, pues, frente a frente dos inocencias históricas, y ahora que gane el más guapo o el más rápido de reflejos. Las dos camadas enfrentadas podrían interpretar una segunda parte de las gloriosa película de Coppola Rumble Fish, segunda parte en la que maduros o premaduros ex rockeros duros se citan en un festival de Benidorm (por ejemplo) y compensan la rémora de que las canciones de unos y otros sean del mismo autor (¿por qué no Manuel Alejandro?) mediante el recurso del estilo.
El estilo del rock blando socialista es ya tan melódico que parece un fox trot, y el estilo del rock blando aliancista es tan controladamente agresivo que semeja un bugui bugui. Por otra parte, el acento andaluz del PSOE es más suave. En cambio, Mancha aspira algunas vocales iniciales. Y es lógico que así sea, porque el título de campeón nacional de los pesos gallos lo tiene González, y el aspirante siempre ha de arriesgar más.
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