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21ª jornada de la Liga de baloncesto

El Real Madrid hace prácticas con el Joventut

Luis Gómez

Las victorias del Real Madrid comienzan a ser aburridas. Sobre todo, cuando maltrata, con 28 tantos de diferencia, al Joventut, ese equipo joven al que la afición española parecía ir mimando por ahí como prototipo de alternativa a los grandes. Y lo malo, ayer, no fue ver que quedó vapuleado, sino cómo se produjo la derrota. El Real Madrid comenzó con un juego impresentable y llegó a la segunda parte reclamando olés de la afición local. Comenzó perdiendo por 2-16 para llegar, 20 minutos después, a un 61-39; es decir, una diferencia real de 26 puntos. Vamos, como llegar a un supuesto intermedio con el marcador 59-23.Tamaño desastre se produjo a partir del momento en el que nadie lo podía suponer. El Joventut, con defensa individual, inutilizó el ataque de un Real Madrid frío, impreciso y que no encontraba sitio. Había una diferencia ostensible sobre la cancha y el Joventut robaba balón tras balón hasta el punto de que el Real Madrid sólo consiguió una canasta en casi siete minutos, algo que no se había producido en toda la temporada. Los peores, sin duda, siete minutos del equipo de Lolo Sáinz. Sin embargo, a partir de tan sombrío panorama, el Real Madrid cerró filas defensivas apretó los marcajes y se acabó el partido; vaya si acabó.

Desde entonces el Joventut fue un equipo de jóvenes histéricos, incapaces de afrontar situación complicada alguna, que hicieron hincapié en acciones ingenuas y lanzamientos vergonzosos, todo ello bajo un porcentaje desolador. El Real Madrid sólo sacó en claro de este encuentro su buen hacer defensivo, que le permite cambiar la velocidad de juego de un partido y estirar los minutos sin que éstos resulten implacables. Un espíritu defensivo bien asimilado ofrece a los jugadores actuar bajo la impresión de que el cronómetro es un artilugio inexacto, que descuenta los segundos con elasticidad, y de que se puede correr muy despacio cuando se va perdiendo. Así fue como una diferencia abrumadora de 14 tantos a favor del Joventut dio la impresión de ser un espejismo cuando, a falta de un minuto para el descanso, el Real Madrid amenazaba ya con ponerse de 10 en el marcador (38-30, en el descanso). Luego, nada: 21-9 para los madridistas en 8 minutos que obligaron a la afición a los olés.

Casi toda la segunda parte quedó adscrita a las sustituciones sin cuento, cuando los técnicos tratan de dar minutos a aquellos jugadores que esperan y esperan su turno tarde tras tarde. Aun en esta situación, los cambios del Joventut parecieron no venir a cuento, se sucedieron sin más. Los del Madrid, no, entre otras cosas porque Lolo Sáinz ha encontrado el banquillo más completo desde que entrena; un banquillo que, además; le funciona. Alternó a Iturriaga con Del Corral para irlo recuperando de la lesión, a Biriukov por Jackson, a Velasco por Corbalán y hasta a Antonio Martín por Robinson.

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