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La mayor ovación atlética al gol del Betis

La Liga, a falta de nueve jornadas, se empieza a jugar tanto en los campos propios como en los ajenos. La mayor ovación del pobre partido Atlético-Hércules fue a los 61 minutos, cuando el cuadro rojiblanco ya ganaba por el solitario gol que le daría la victoria, perdía el Valencia en su casa y en ese momento marcó el Betis ante el Barcelona. Dentro de un juego malísimo, el líder, que había marcado inesperadamente, lo tenía todo de cara. Luego se le estropeó algo con los empates de sus rivales, pero supo afianzar su posición, pese a las bajas de Dirceu y Quique, controlando el contraataque alicantino.Con más pena que gloria pasó el Atlético el trago del Hércules. En realidad se puede dar por satisfecho, aunque su triunfo no pasará precisamente a la historia de los brillantes en el club. A estas alturas de una temporada que comenzó de forma fulgurante, el líder, que parecía desinflado, debe agarrarse a cualquier 1-0, aunque sea de penalti y en el último minuto. Desde luego, el espectáculo ya debe ser lo de menos y se trata de ganar únicamente sin desbordar la justicia, o sin que esto se «note demasiado». Ese es el lógico pensamiento rojiblanco en la actualidad.

Las bajas de Dirceu y Quique dejaron el medio campo atlético desmantelado. Sin que fuera fundamental su ausencia, porque se vio al líder muy preocupado de evitar los contraataques del Hércules desde la zona central, con lo que su principal tarea estuvo en los marcajes, sí se notó la falta de «ideas». Bermejo bastante hizo con ocuparse del ex bilbaíno Vidal; Ruiz, de Churruca, y Robi no estuvo demasiado acertado ante el juvenil Juan. El único peligro lo llevó entonces Marcos, arrancando nuevamente desde atrás, aunque con su defecto de no «concretar», de sobrarle casi siempre un regate o un buen pase. En realidad, bastante hizo, pues Ernesto fue una lapa en todo momento, como Serrat con Rubio o Baena con Rubén Cano a los que aún marcaron mejor.

Según esto, tras dos ataques iniciales por las bandas que no encontraron rematador, los peligros rojiblancos se redujeron a centros. Un cabezazo de Arteche en el minuto veintinueve, a la salida de un córner, lo salvó Cartagena bajo los palos. El primer tiempo fue le auténtico sopor, con el miedo y control mutuos, y el Hércules, pese a jugar con un claro 4-3-3, no tuvo una clara ocasión de marcar hasta el minuto 44. Ernesto se llevó un balón magníficamente, sirvió a Megido, pero el disparo de éste lo desvió Navarro con su pierna derecha. Fue todo un aviso, que llevó a los aficionados atléticos el «miedo bético» de hace dos domingos. Sin embargo, el fútbol no es una ciencia exacta, como ya se ha de mostrado muchas veces, y al minuto siguiente, en ese momento psicológico inmediatamente anterior al descanso, marcó Ruiz «a cámara lenta». Entre que nadie lo esperaba por el susto de Megido y el desarrollo de la jugada, lenta, lentísima, tardó en reaccionar todo el mundo de una forma inusual tras un gol.

En la segunda parte, aunque el Atlético empujó al principio en busca del tanto de la tranquilidad, volvió a estrellarse contra una firme defensiva rival, que rondó algunas veces la dureza. KoIdo Aguirre confirmó la seguridad en las fuerzas de su equipo fuera de casa y sacó a Abad por Kustudic, demasiado lento, para seguir intentando el contraataque. Pero aunque el juego se animó y ganó en velocidad, los marcajes pudieron con todo y las ocasiones quedaron sólo en un nuevo cabezazo de Ruiz a las manos de Sala y un tiro sin pensárselo del trabajador Marcos, enviado a córner por el guardameta, pese a tener un dedo lesionado desde el comienzo del partido. Para el líder, el nuevo paso fue positivo y Murcia será su siguiente y complicado peldaño. Por su pésima posición, el equipo de Irulegui luchará como un desesperado. Allí deberá volver el Atlético a sus buenos contraataques. Fuera de casa, como ya hay muchos ejemplos -no esta vez el Hércules- es más fácil. El Barcelona vendrá después.

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