Extraña noticia
Al ciudadano medio de este país el tema del terrorismo le empieza a oler a chamusquina. Y es que, en este «delicado tema», hay cosas extrañísimas: la muerte a tiros, por los hombres de Conesa, del dirigente de los GRAPO, Delgado de Codes, en circunstancias todavía sin aclarar; la incomparecencia del inspector Conesa, así como de sus colaboradores, al juicio sobre el caso de los secuestros de Oriol y Villaescusa por el GRAPO. Las razones aducidas: infarto, por parte de Conesa, y obligaciones del servicio por parte de los otros; las contradicciones en las declaraciones de Oriol y Urquijo, Villaescusa y los secuestradores.Es muy turbio todo esto. Sorprenden también las declaraciones triunfalistas de la policía dando nombres y apellidos de los comandos que han llevado a cabo las últimas acciones y que, en el mismo día, los implicados puedan demostrar que se encontraban lejísimos del lugar de los hechos.
Al final, el ciudadano medio, que todavía lee los periódicos para informarse de lo que pasa en este país, pensará que quizá algunos de los impuestos que paga se destinen a sufragar este tinglado extraño que, por lo visto, al Gobierno no le interesa desmontar.
Y, si no le interesa al Gobierno actuaI, (antes franquistas, ahora demócratas) aclarar algunas cosas de tan delicado asunto es porque todavía rezuma franquismo por los cuatro costados. Como botón de muestra tenemos el caso del juez Chaparro (exponente del poder judicial), el inspector Conesa (exponente del poder policial y recientemente jubilado) y un largo etcétera.
El Gobierno deja hacer o calla, que es lo mismo. El ejemplo más reciente es la absolución del general Atarés, que insultó al ex ministro de Defensa Gutiérrez Mellado. Es un mal precedente.
