Ocho obispos Integristas, contra la Constitución
La adhesión del arzobispo de Burgos y de siete obispos más a la carta pastoral del cardenal-arzobispo de Toledo, Marcelo González, primado de España, en la que de hecho se induce a los católicos a votar no a la Constitución está en consonancia con recientes declaraciones de algunos de los citados obispos contra el texto constitucional. En general, la actitud de estos obispos, al margen de sus discrepancias con pun tos concretos del texto constitucional, como son las relaciones Iglesia-Estado, la familia, el matrimonio y la enseñanza, se orienta hacia un claro rechazo de los principios democráticos que inspiran todo el articulado de la Constitución. De hecho, el integrismo católico, representado en la pirámide eclesiástica por estos obispos, se confunde con las posturas políticas y religiosas mantenidas en general por la extrema derecha.
Monseñor Guerra CamposObispo de Cuenca
Gallego, de 58 años. Participó en la guerra civil al lado de las tropas nacionales. A raíz del Concilio Vaticano II, Guerra Campos se dio a conocer por su postura antagónica a las tesis conciliares de diálogo con los no creyentes y aun con los marxistas. En 1967 Franco le designó procurador en Cortes y años más tarde le concedió un espacio en televisión, significado por sus tesis integristas. Próximo a grupos de ideología ultraderechista, apoyó en 1972 unas jornadas de sacerdotes, en Zaragoza, de claro matiz reaccionario, a las que el Papa le prohibió asistir.
Monseñor Guerra Campos se ha pronunciado públicamente en más de una ocasión contra el proyecto constitucional. En agosto pasado, en una carta, pastoral titulada «¿Constitución sin Dios para un pueblo cristiano?», esbozaba algunas de las ideas ahora expuestas por el cardenal-arzobispo de Toledo contra la Constitución. «Desde la perspectiva de la comunidad católica española -decía entonces monseñor Guerra Campos- hay que registrar un hecho importante: el proyecto constitucional ha suprimido toda referencia a Dios y a la inspiración cristiana de la sociedad.»
Monseñor Temiño Sainz
Obispo de Orense
Burgalés, 68 años. Conocido por los continuos ataques en sus pastorales a los partidos de izquierda y a los sindicatos obreros, así como por su postura intransigente en el tema eclesial, reflejada en la frase «el que no está con el obispo, no está con Cristo». El pasado mes de marzo, monseñor Temiño cesó a un párroco de su diócesis porque en su labor como ATS tenía que poner inyecciones a mujeres.
Acerca de la Constitución ha dicho que «el divorcio significará un retroceso público en la esfera de lo moral, una condescendencia con las más bajas pasiones». En unas declaraciones a El Alcázar, el 27 de octubre pasado, manifestó, refiriéndose al texto constitucional: «Desde luego, no creo que sea el texto que necesite España en estos momentos. Hay, concretamente, tres puntos que son un verdadero hachazo: la familia, la enseñanza y el matrimonio. Me parece que el proyecto ha sido redactado por los parlamentarios de espaldas a la masa. Todas estas reuniones, consensos, como les llaman, han provocado que se actuara en contra de los intereses del pueblo.»
Monseñor Barrachina Esteban
Obispo de Orihuela-Alicante
Durante la guerra civil dejó temporalmente el seminario para incorporarse como voluntario a una columna falangista. Castellonense, 66 años. En febrero del año pasado su nombre apareció en todos los periódicos, con motivo de una exhortación pastoral en la que, bajo el título El divorcio y la opinión pública, afirmaba que «el Estado no puede entrar en la legislación sobre el matrimonio». Tras resaltar que la Iglesia y la institución matrimonial tienen una gran función social y política que realizar en es tos tiempos, invitaba a todos a que «nuestra conformación con la doctrina evangélica y el magisterio de la Iglesia debe desdeñar y desmontar el pernicioso error, tan extendido, de que lis deberes morales están a merced de lo que dictamine una posible ley de Estado».
En El Alcázar de fecha 27 de octubre pasado, monseñor Barrachina decía, refiriéndose al tipo de sociedad que se contempla en la Constitución: «Mucho nos lo tememos, pero hemos de decir, para tranquilidad do nuestra conciencia, que la vida espiritual, social y económica de los españoles estaría a merced del Gobierno o partido mayoritario, que dispondría de un arma apta para todo.»
Monseñor Segundo García de Sierra
Arzobispo de Burgos
Asturiano, de setenta años. Obispo de Burgos desde 1964, sustituyó en el cargo a monseñor Platero. A su llegada a la diócesis burgalesa ofrecía la imagen de obispo de la clase trabajadora, a la que defraudó al poco tiempo.
Radicalmente opuesto a los curas-obreros, ha llegado a retirar el permiso de celebrar misa a algunos de ellos. Asimismo contribuyó a desarticular a los movimientos más avanzados de Acción Católica.
Monseñor Mansilla Reoyo
Obispo de Ciudad Rodrigo
Burgalés, de 68 años. Estudió en Roma, donde se especializó en Historia y Arqueología. Fue profesor de Derecho Canónico en varios seminarios. Compañero de su paisano monseñor Temiño, con el que le une una gran identidad en temas eclesiásticos, hombre del aparato de la Iglesia, profundamente conservador, fue nombrado obispo de Ciudad Rodrigo en 1964, durante la etapa del nuncio Riveri, que se caracterizó por la elevación a las sedes episcopales de sacerdotes conservadores, anodinos políticamente.
Monseñor Peralta Ballabriga
Obispo de Vitoria
Turolense, sesenta y siete años. Consagrado obispo en enero de 1955, accedió en abril de ese año a la diócesis de Vitoria. El pasado mes de julio presentó su renuncia al cargo, por motivos de salud, que le fue aceptada por Pablo VI. En este momento ejerce las funciones de administrador apostólico de la diócesis. Durante su mandato, el clero de su diócesis, administrada en gran parte por miembros de la Hermandad Sacerdotal Española, se ha visto claramente enfrentado en dos bloques. La tendencia progresista llegó a enviar cartas al Papa para que monseñor Peralta fuera relevado de su cargo.
Monseñor Laureano Castán
Obispo de Sigüenza-Guadalajara
Nació en Huesca hace 66 años. Al frente de su diócesis ha protagonizado diversos incidentes, como la negativa, el pasado ano, a acceder a la petición hecha por miembros del Partido Comunista para que se celebrase una misa el Primero de Mayo. En la nota hecha pública explicaba que un partido materialista no tenía derecho a ello y que era una contradicción con los propios principios del partido.
Monseñor Franco Cascón
Obispo de Santa Cruz de Tenerife
Leonés, de setenta años. Religioso redentorista, se ordenó sacerdote en 1933. Nombrado obispo de Tenerife en 1962, al parecer para compensar a su orden de la pérdida de una iglesia madrileña, que pasó al Opus De¡, llegó a la isla con la misma imagen que ofrece hoy: un sacerdote duro, inflexible, una persona con la que resulta difícil el diálogo. Intimamente relacionado con personalidades próximas al general Franco.
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