Sergio Ramos, el aguafiestas del Atlético
El capitán del Madrid, goleador en las dos finales, se ha convertido en el gran obstáculo de los rojiblancos en las dos áreas
En el gemelo izquierdo, Sergio Ramos tiene tatuada la Décima. Su cabezazo en el minuto 92:48 segundos forzó la prórroga y dejó muerto al Atlético en Lisboa. En San Siro, en mayo del año pasado, el capitán del Madrid volvió a marcar. Adelantó a los suyos en el minuto 15 y lanzó el cuarto penalti de la tanda. En el imaginario rojiblanco, Sergio Ramos se ha convertido en la peor pesadilla. El que de repente entra en el salón de fiestas y apaga la luz cuando todos están a punto de descorchar el champán y llevarse al chico o la chica de turno. El pinchaglobos.
Ayer el capitán del Madrid se reía cuando le preguntaron si se siente un poco así. Esta noche, los colchoneros se encontrarán de nuevo con su fantasma. En las dos áreas, porque si el Atlético quiere estar en Cardiff no sólo tiene que evitar que le marquen sino que también tiene que marcar al menos tres goles y enfrentarse al muro de Sergio Ramos. Le acompañará, casi seguramente, Varane, que ya se ha recuperado de las molestias musculares. El único enigma es saber quién ocupará el carril derecho de Carvajal, si Danilo o Nacho.
Ramos jugará esta noche su duodécimo partido de semifinal seguido, el 101 en Champions. “Tengo un bonito recuerdo del gol de Lisboa y cuando juego los derbis es inevitable que se me venga a la cabeza un cúmulo de recuerdos. Pero en el fútbol tienes que resetear todos los años. Cuando me retire ya tendré tiempo de pensar más en los recuerdos”, dijo ayer.
En los cuartos de final de la Champions de 2014, el Madrid cosechó un 3-0 en la ida —mismo resultado que contra el Atlético— y con esa ventaja se plantó en el campo del Borussia. Los alemanes estuvieron a punto de remontar (2-0). No quiere el conjunto blanco volver a sufrir esos sudores. En ello se han centrado Zidane y, sobre todo, el capitán. Actuó nada más terminar la ida. Nadie subió ninguna foto —como siempre suelen hacer— a las redes sociales. No hubo imágenes de celebración en el vestuario. Por prudencia y por respeto al rival y a una eliminatoria que no está cerrada pese al 3-0 de la ida.
La única ovación que se permitió la plantilla fue la que ayer le dedicó a Sergio Ramos después de la rueda de prensa. “¡Ya era hora de que alguien lo dijera!”, le felicitaron cuando volvió a vestuarios. A Ramos le preguntaron qué le parecía que el Atlético —que lleva días en las redes sociales con una campaña con el hashtag #nolopuedenentender— se apropiara de los valores como el sacrificio, el esfuerzo y el sudor. “Me es indiferente. Aquí parece que todos nos hemos criado en Beverly Hills y que tenemos una cuenta corriente de 40 para arriba... Aquí también hay gente de barrio, con muchos principios y educación”, respondió.
Unión y sacrificio
Ramos, que lleva diez 10 esta temporada (uno en Champions, en Nápoles), dice que el equipo no sufre vértigo ante la posibilidad de conseguir un doblete que no se gana desde 1958 y que no saltará al césped del Calderón para defender el resultado de la ida. “A mis compañeros les diré que hay que salir con las ideas muy claras, vaciarnos, dar el máximo y dejarnos el alma. Les diré que hay que mantener la concentración 90 minutos y que tenemos que confiar en nosotros porque la clave del éxito está en la unión y en el sacrificio”.
Él nunca ha entendido el fútbol de otro modo. Y si el Calderón aprieta hoy más que de costumbre, dice que se motivará más.
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