Joan Barreda: “Me siento realizado, pero quiero ganar un Dakar”
El piloto de motos repasa su trayectoria y analiza la prueba de este año, la más dura desde que se mudó a Sudamérica
Joan Barreda (Torreblanca, Castellón, 33 años) lleva cuatro años en la terna para ganar el Dakar en motos, pero nunca lo ha conseguido. Primero le perdió su ansiedad por correr y después, los dos últimos años, lo echó todo a perder por problemas mecánicos. El pasado mes de enero dio un puñetazo en la mesa de Honda y exigió cambios. Llegaron y preparó su sexto Dakar con ilusiones renovadas y con la esperanza de que el regreso a la navegación, al estilo de pilotaje de África, le lleven a terminar primero el 14 de enero en Buenos Aires y a liberarse del peso acumulado estos años.
Pregunta. Después de lo que ocurrió el año pasado, ¿Pensó en salir de Honda?
Respuesta. Fue un punto de inflexión. Tenía claro que así no podíamos seguir. Lo primero que hice fue sentarme con Honda y explicarles que había que cambiar algunas cosas. Honda desde el primer momento se puso de mi lado e intentó mejorar. Durante todo este año hemos intentado seguir la hoja de ruta que nos marcamos en esos días. Nunca pensé en otra opción que no fuera Honda. Cuando no consigues el objetivo durante dos años es difícil, pero para ellos quizá lo fuese aún más porque falló la moto.
P. ¿Qué es lo que había que cambiar?
R. El principal objetivo fue el programa de durabilidad, que era donde había fallado estos dos últimos años. Teníamos que buscar un programa en el que yo tuviera más protagonismo en cuanto al desarrollo de la moto con la información que yo tengo cuando estoy arriba. A partir de ahí, cosas importantes como traer el equipo a España, hacerlo más cercano, introducir personal nuevo, con experiencia. Han sido cambios muy grandes. La preparación ha sido muy buena, he podido hacer más kilómetros con la moto, empecé a rodar con ella en abril, y yo me siento bien.
P. ¿Usted como piloto también tuvo que plantearse cambios?
R. Sinceramente, no demasiados. Creo que después de mi última caída en el Dakar ya hace bastantes años, di ese paso de cambiar y perder algo de agresividad para no cometer errores. Es verdad que era un piloto muy impulsivo, con muchas ganas. Siempre quiero correr, pero he conseguido tener la calma para controlar las situaciones y la estrategia. Aun así estamos expuestos a un riesgo alto, pero es cierto que ahora siempre corro dentro de ese margen de seguridad.
Para mí fue difícil, pero para Honda más. Estos años lo que falló fue la moto
P. ¿Cómo se gestiona la presión de ser favorito año tras año?
R. La presión es alta. Los años pasan y el peso que arrastras en la mochila no es igual que si hubiera ganado hace dos años cuando se paró la moto en el Salar. Ahora sería diferente, pero es así, lo asumo. Estoy acostumbrado.
P. ¿Ha tenido que trabajar este aspecto psicológicamente?
R. Sí, se ha trabajado bastante. La presión te hace anticiparte a las cosas. Consiste en saber a veces perder un poco de tiempo y no hacer la pelota más grande de lo que tiene que ser. Trabajamos mucho en esto en la última parte de la preparación, en estar bien psicológicamente y estar centrado y metido en la carrera.
Bolivia marcará el filtro. Vamos a estar el doble de etapas en altura
P. Hablando de la carrera, este año va a estar marcada por la navegación y los nuevos waypoints, ¿Cómo le afectará a usted?
R. Llevamos ya bastante tiempo trabajando este aspecto, incluso hemos hecho varios entrenamientos con ese nuevo sistema de navegación y waypoints. Creo que me beneficia porque hay muchos pilotos muy rápidos pero están acostumbrados a lo que venían siendo los últimos Dakar. Yo soy de la escuela de Cyril Despres y de Marc Coma. Ves cómo conocían el terreno, cómo manejaban la estrategia; un día frenaban, otro perdían cinco minutos pero con la tranquilidad de saber que los recuperarían. Todo eso se había perdido y el sistema de carrera hacía que apenas existieran diferencias. Ahora van a volver a ser mayores, sobre todo para el piloto que abre pista porque estará mucho más penalizado. Habrá que estar mucho más pendiente del GPS, ver cuándo hace los cambios y tratar de no despistarte en el momento clave. Entra en juego otra vez la estrategia.
P. El piloto va a tener que pensar más y la estrategia previa puede ser definitiva, ¿Cómo se tendrá que preparar cada etapa?
R. Ahí es cuando el navegador cobra más importancia. El día anterior preparando la etapa va a ser muy importante. Antes llegábamos a un punto en el que no había estrategia, era solo una: salir y gas a fondo. Ahora va a tener más importancia porque puedes correr un día mucho, desgastarte abriendo pista, pero no lo puedes hacer durante muchas etapas con este formato. Ahí tienes que poner la cabeza y saber en qué etapas atacar, en qué tres o cuatro debes tomar riesgos porque quieres ganar. Yo trataré de hacer como Simeone, día a día.
Soy de la escuela de Cyril Despres y de Marc Coma. De conocer el terreno
P. Coma ha endurecido el recorrido, especialmente en Bolivia ¿Estará ahí el filtro?
R. Sí, el filtro importante estará en Bolivia. La altura hasta ahora no se había notado tanto porque los 20-30 primeros somos pilotos muy profesionales que entrenamos este aspecto, pero este año van a ser muchos días. Vamos a estar en altura en etapas muy largas, con dunas, con pulsaciones más altas, y hará que el desgaste sea diferente. A partir del segundo o tercer día va a ser muy importante la recuperación. Ahí se va a poder ver a gente que va a fallar más en la navegación por el desgaste acumulado.
P. ¿Cuántas veces ha imaginado ganar un Dakar y quitarse todo el peso de encima?
R. Sería muy bonito. Me gustaría ganar por lo menos uno. No soy de los que piensa en ganar mucho, pero sería la recompensa a estos años, al trabajo de toda la gente que está detrás. Sería rematar el proyecto de todos estos años. Me lo planteo sin obsesionarme, deportivamente me siento muy realizado y tengo el reconocimiento de mucha gente. Eso es lo que realmente llena, pero ganar el Dakar es un objetivo realista y hay que intentarlo, luchar y ganarlo.
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