España golea de oído a Corea en Salzburgo
El grupo de Del Bosque demuestra compostura y oficio ante un rival que apenas prestó oposición
En medio del debate sobre la lista de Del Bosque para acudir a la Eurocopa, tan criticada, los jugadores se empeñaron en darle razones al salmantino en el amistoso disputado contra Corea del Sur en Salzburgo. Volvía a un estadio que remite a la Eurocopa de 2008, donde le ganó a Grecia camino de hacer historia en Viena con Luis Aragonés en el banquillo. Ayer, tan pronto despertaron de la siesta, tocaron de oído para completar un concierto de lo más apañado, armónico y agradable. Están los que ha decidido que estén el salmantino y, cuando menos, parece que saben a qué juegan, y qué quieren porque otra cosa no, pero aseado y bien plantados comparecieron en escena. Se fueron los meritorios que ayudaron en el arranque y comparecen muchos de los que han llevado la estrella al pecho de la camiseta, y se nota, porque hay oficio.
El arranque lo tuvo La Roja para frenar el empuje del conjunto que dirige Stielike y le sobró talento en el primer tiempo para resolver el amistoso con una goleada necesaria, al menos para apagar los fuegos de los que con tantas ganas esperan a que Del Bosque se equivoque y, de puertas adentro, para ganar confianza de cara al gol. Pretendían los coreanos quitarle la pelota a España, o eso dijeron, pero solo la tuvieron cuando la perdían los actuales campeones, que se activaron camino de Morata, desde Iniesta y Fábregas, con Silva de catapulta. Compareció abriendo el campo por banda Bellerín mucho más de lo que lo hizo Azpilicueta, lo que habla de orden, pero en general al equipo le faltó tono, ritmo y automatismos en el arranque o le sobró algo de modorra en hora de la siesta. Cinco campeones del mundo, (Casillas, Piqué, Fàbregas, Iniesta y Silva) asentaron al equipo, completado por Bellerín, y Azpilicueta en los laterales, Bruno en el mediocentro, Nolito por banda y Morata en punta.
Con cierta pereza jugó España hasta que llegó un extraordinario lanzamiento de falta de David Silva, que mató cuatro arañas cómodamente instaladas en la escuadra de la portería que defendió ayer el coreano Kim, y despertó España de la siesta. El espectacular disparo del canario abrió el camino y un minuto después, Morata, aprovechándose de un garrafal error del portero, tras una mala cesión de Jang, habilitó a Fábregas. Nolito cerró el primer tiempo con un mano a mano letal ante el portero, que dejó resuelto el amistoso a expensas del segundo tiempo.
En contra de lo habitual, el carrusel de cambios mejoró el juego, será porque se juntaron hábitos. La salida al campo de Alba, Busquets, Pedro y Thiago, por Cesc, Iniesta, Azpilicueta y Silva, dejó sobre el terreno de juego a ocho futbolistas con sello azulgrana y de entrada, España fue un rodillo, un rondo ante el que los coreanos ni vieron circular el balón. Dos goles en menos de diez minutos –Morata y Nolito- ampliaron la ventaja de tal manera y forma que al seleccionador le alcanzó para hacer experimentos: quitó a Piqué, metió a Aduriz y mandó a Bruno a jugar de central, no sea que llegado el caso, sea menester durante lo que dure la presencia de la selección en Francia. Al tiempo, cambio el dibujo, para dejar el habitual 4-2-3-1 y jugar con un clásico 4-4-2, seguramente más recio. Otra vez Morata, tras otro fallo del portero, cerró la cuenta.
Será todo lo discutible que se quiera, pero el equipo que capitanea Iker Casillas, -que ayer jugó su partido 167, hasta que dejó plaza para que debutara el sevillista Rico, y encajó un gol de rebote- ofrece a Del Bosque múltiples posibilidades y parece tener el equilibrio que el seleccionador buscaba. Si lo que le preocupaba era la falta de gol, ante Corea marcó seis goles sin despeinarse, en un concierto en Salzburgo en el que tocó de oído.
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