La insólita situación de La Roja

Una sensación extraña perturba estos días a Vicente del Bosque y su grupo de ayudantes. Viven una situación insólita que, al tiempo que les incomoda, les satisface de lo lindo. Guiños del fútbol: mientras festejan los éxitos de los equipos españoles, con tres finalistas europeos, el brindis condiciona por completo sus planes. Bendito problema, sí, pero les mantiene en alerta, como el hecho de que Barcelona, Sevilla, Oporto, Bayern de Múnich, Juventus y Manchester United aún tienen que jugar sus respectivas finales de Copa el penúltimo fin de semana de mayo. Estos seis conjuntos, más Real Madrid y Atlético, cartel del día grande de la Champions el 28 de mayo, congregan a unos 20 futbolistas con los que suele contar el entrenador salmantino. No hay otra selección más avizora que la española, ninguna tiene los planes tan apretados. “Y menos mal que los organismos oficiales tuvieron la sensibilidad de adelantar el inicio de la Liga...”, respiran desde el cuerpo técnico de La Roja.

Del Bosque dará la lista para la Eurocopa el próximo martes, 17 de mayo. Aún no sabe cuántos jugadores serán citados, puesto que nombrará a los que considera fijos, pero no estarán en los amistosos de finales de mes, y a otros que les releven en esos compromisos. Seis días después, el 23, se incorporarán solo los que ya no tengan retos con sus clubes. Los implicados en las Copas no lo harán hasta el 28 y los que tienen cumbre en Milán llegarán a la convocatoria el 4 de junio, solo cuatro días antes de que la selección vuele a la Isla de Re, donde residirá en Francia. El 13 de junio está previsto su debut en la Eurocopa, en Toulouse frente a la República Checa.

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La UEFA obliga a entregar la lista definitiva no más tarde del 31 de mayo, con lo que Del Bosque apurará hasta el último instante, a la espera de lo que resulte de la Copa de Europa. Antes, por el camino tendrá que coser como pueda al equipo que tendrá que disputar los tres amistosos ya previstos: el 29 de mayo en Saint Gallen (Suiza) con Bosnia, el 1 de junio en Salzburgo (Austria) frente a Corea del Sur y el 7 de junio en Getafe ante Georgia. Tres citas fijadas como pruebas de ensayo que, sin embargo, apenas podrán contar ni como tal. Como mucho, solo en el choque de Getafe podrán estar todos los que viajen a Francia.

Paliar ausencias

Para hacerse una idea, si se toma como referencia la última llamada de La Roja, la de marzo ante Italia y Rumanía, en el primer amistoso de este mayo solo podrían repetir nueve jugadores ya sin cuentas pendientes con sus clubes: Pedro, Azpilicueta y Cesc (Chelsea), San José y Aduriz (Athletic), Nolito (Celta), Mario (Villarreal), Silva (City) y Alcácer (Valencia). En aquella ocasión, Iniesta y Busquets estaban de baja, lo mismo que Cazorla. Este, que ha estado cinco meses lesionado y solo ha podido reaparecer con el equipo de reservas del Arsenal (el pasado miércoles), y Diego Costa, también ausente en aquellos amistosos de Semana Santa, también podrían paliar en Suiza y Austria tantas ausencias.

La complejidad del calendario no afecta tanto al rendimiento puntual de los futbolistas como a posibles lesiones. Del Bosque, que siempre se ha inclinado porque la selección sea un club, con un núcleo habitual de futbolistas, no acostumbra a esperar las notas finales. Salvo algún caso específico, como podría ser Saúl, por ejemplo, el armazón del equipo lo formarán en gran medida los habituales de la fase de clasificación. El salmantino siempre se ha guiado por sus convicciones. “Nunca puedes pretender quedar bien, porque quedar bien con unos es quedar mal con otros”, suele repetir Del Bosque. El míster no es partidario de dar explicaciones a los no alistados, y no por falta de sensibilidad. Lo contrario le obligaría a justificarse en cada cita. De hecho, durante su trayectoria con España, tan solo una vez un futbolista recibió las aclaraciones oportunas. Fue Senna, y no por boca de Del Bosque, sino de Fernando Hierro, entonces director de la selección.

Ahora, Del Bosque, que afrontará su cuarto gran torneo al frente de La Roja, lo tiene más complejo que nunca. Ante el campeonato que supondrá su despedida cruza los dedos por este apretón de mayo. Es una derivada de las glorias del fútbol español, de un calendario atroz y de la globalización, con futbolistas en caladeros repartidos por toda Europa.