El bueno, el feo y el malo
“Vamos, alégrame el día”. De ‘Harry el sucio’, interpretado por Clint Eastwood
Recordarán los lectores la película El bueno, el feo y el malo, del director Sergio Leone. Si no la han visto, háganlo ya. Es fantástica y además servirá como guía para ayudarnos a disfrutar del triángulo de odio que, todo indica, acaparará la atención del mundo del fútbol la temporada europea que viene.
La noticia difundida el viernes por la BBC de que José Mourinho ha iniciado conversaciones con el Manchester United para realizar el sueño de su vida y convertirse en el Satanás en jefe de los diablos rojos en el verano, quizá antes, nos presenta con una deliciosa posibilidad: poder presenciar en versión futbolera el duelo a tres de la película de Leone. Tendríamos a Mourinho como entrenador del United, Pep Guardiola en el Manchester City y Jurgen Klopp en el Liverpool: todos vecinos (Liverpool está a 50 kilómetros de Manchester) en un rincón del planeta que no tardaría en ser conocido como el salvaje noroeste de Inglaterra.
¿Quién sabe? Igual aparece un cuarto pistolero, como Ranieri
En la película, el bueno, el malo y el feo son tres pistoleros cracks en búsqueda de un tesoro; en el mundo real de los entrenadores, Guardiola, Mourinho y Klopp —los pistoleros más taquilleros— también se pelearían por un tesoro: el trofeo del campeón de Inglaterra. E, igual que los personajes interpretados por Clint Eastwood, Lee Van Cleef y Eli Wallach, Pep, Mou y Klopp recurrirán no solo a su inteligencia y talento sino, con variantes en función de sus personalidades, al engaño, la trampa, el insulto y quizá algún disparo al ojo también.
La juerga depende, claro, de que las conversaciones entre Mourinho y el United prosperen. Puede que no. Mourinho tiene un rival, Ryan Giggs, gran exjugador del United, hoy asistente del actual entrenador Louis Van Gaal. Las circunstancias recuerdan a las del Barcelona en 2008. Los dos rivales para el puesto de entrenador del Barça eran Mourinho y Guardiola, gran exjugador del equipo catalán.
En aquel entonces el portugués se desvivía por entrenar al Barcelona tanto como hoy se desvive por entrenar al United. Quizá hoy su desesperación sea aún mayor ya que está en el desempleo, con su imagen más hundida que nunca, tras haber sido despedido por el Chelsea en diciembre.
En 2008 lo que pasó fue que dos miembros de la directiva del Barça fueron a Portugal a verle y él les hizo una presentación detallada con PowerPoint de lo que haría para reconducir al Barça a la gloria. Mourinho no les convenció y se la jugaron por Guardiola que, como Giggs, nunca antes había entrenado a un equipo de primera categoría. Lo demás es historia. Guardiola ganó el duelo cuando Mourinho fue al Real Madrid, convirtiéndose en el entrenador más deseado del mundo. Le debe doler al portugués saber que antes de que lo fichara por segunda vez el Chelsea, el club de sus amores, en 2013, el dueño del club londinense había hecho todo lo posible para contratar a su némesis catalán.
Hoy el United, que también tenía a Guardiola como primera opción, se debate entre la que parecía ser en su día la arriesgada opción Pep —o sea, el novato Giggs— o Mourinho. Hay que reconocer la valentía del curtido portugués. El riesgo que asumiría en caso de irse al United sería enorme. Si se cumpliese el guion de El bueno, el feo y el malo (spoiler alert: dejen de leer los que no han visto la película), acabaría muy mal, con su reputación como gran entrenador hecha añicos; Klopp, que ya tuvo una férrea rivalidad con Guardiola en Alemania, no ganaría pero sobreviviría para luchar otro día; Guardiola cabalgaría hacia el horizonte con el tesoro en sus manos.
Pero, afortunadamente, la vida no corresponde a la ficción. Y menos el fútbol, con sus caprichos. ¿Quién sabe? Igual aparece un cuarto pistolero, como Claudio Ranieri. El veterano entrenador italiano, al que casi todos habíamos dado por caducado, está hoy en vías de lograr una de las hazañas más improbables de la historia del fútbol: transformar al humilde Leicester City, ascendido de segunda hace solo dos años, en campeón de Inglaterra. Primero hoy en la Premier por cinco puntos, este sábado ganó al Manchester City 3 a 1 en Manchester, provocando que los aficionados del City vaciaran el estadio antes del final del partido. Tenían, sin embargo, su consuelo. Saben que viene el bueno.
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