El Deportivo perdona a un gris Granada

Diez minutos de empuje salvaron al Granada ante un Deportivo que perdonó demasiado y se mostró algo reservón cuando lo tenía todo a favor para sumar un triunfo y confirmar su excelente inicio liguero. El conjunto gallego marcó dos goles, pero solo uno subió al marcador, pues el remate de Nelson Oliveira en el minuto 47 botó dentro de la portería de Toño después de dar en el larguero. Un tanto que no subió al marcador en una acción complicada para árbitro y asistentes, que ni siquiera fue protestada por los jugadores del Deportivo. Respiró el Granada, que, con todo perdido, tiró de orgullo para meter en su área a los de Oltra. Los cambios del entrenador del conjunto gallego propiciaron un fatal paso atrás cuando el partido debía haber quedado resuelto para el Deportivo con anterioridad. Floro Flores se estrenó en la Liga y todavía Jaime Romero pudo darle el triunfo al Granada en ese final de locos. El Deportivo, mejor la mayoría del partido, presentó por muchos momentos más argumentos que un rival en pleno proceso de construcción, en el que debutan constantemente jugadores, caso de Brahimi, y al que le falta un punto de orden. En la búsqueda de su personalidad, el Granada se desangra, pues son solo dos los puntos los que adornan su casillero.

El choque quedó marcado de inicio por la alineación del Deportivo y el calor, intenso. No es lo mismo que juegue Valerón a que lo haga Camuñas en la posición de mediapunta, como tampoco es lo mismo disputar un partido en Granada, pura Andalucía, un 16 de septiembre, a las cuatro que a las ocho de la tarde. A 32 grados y con un sol de justicia, al equipo de Anquela le faltó empaque y claridad de ideas, lo que acabó por traducirse en ansiedad en un comienzo de Liga que amenaza a un técnico que no acaba de dar con la tecla. El Granada ni defiende ni ataca bien, un escenario que se convirtió en idóneo para que el Deportivo, sin grandes alardes pero con orden, supiera pescar en medio del sopor. Incluso sin Valerón, su guía. No le hizo falta pausa, la cambió por la pólvora de Oliveira.

Lesionado Riki, Nelson Oliveira saltó al campo y su primera acción fue marcar el 0-1, su segundo gol después de salir desde el banquillo. El portugués tiene el instinto propio de los grandes delanteros. Olió la sangre en una mala cesión de Mainz a Toño. Le robó la cartera al portero y marcó, convirtiendo media ocasión en gol.

El Granada quiso ser ambicioso en desventaja. Una actitud valiente, pero también peligrosa. Salió Brahimi, último fichaje de esa torre de Babel que es el equipo andaluz, y el francés agitó un partido hasta entonces cómodo para el Deportivo. Al ritmo cansino de la primera mitad, los de Anquela no tenían ninguna opción. Su empuje no se tradujo en un ataque ordenado ni serio. Su enorme falta de ideas abría los caminos del Deportivo a la contra. Nelson Oliveira, que ya había lanzado al larguero en una acción en la que el balón traspasó la línea de gol, lo mismo desquiciaba a la defensa del Granada que hacía trabajar a Toño. Pizzi, en otro magnífico contragolpe, estuvo también a punto de hacer el segundo. Anquela acumulaba delantero tras delantero y su empeño casi suicida acabó siendo útil para, al menos, salvar un punto. El Deportivo ya había perdonado lo suyo. Floro Flores, otro buen delantero, como Oliveira, cazó un balón y el equipo de Oltra pagó su falta de eficacia.