Una víctima del pederasta: “Un señor me ha engañado y me ha traído aquí”
La niña no duerme bien por las noches y tiene miedo a la oscuridad, según una psicóloga que la atendió
"Un hombre me ha engañado, me ha metido en un coche y me ha traído hasta aquí" fueron las palabras que dijo la cuarta víctima del supuesto pederasta de Ciudad Lineal al vigilante de seguridad Ángel Lorenzo, que la encontró llorando en un descampado de San Blas, tras ser agredida sexualmente. La niña estaba debajo de un árbol "llorando y muy nerviosa", según ha declarado este testigo en el juicio que se sigue contra Antonio Ángel Ortiz, en la Audiencia Provincial de Madrid.
El hombre estaba pasando de vuelta a casa por ese descampado el 22 de agosto de 2014 cuando oyó a la niña, que estaba alejada de la carretera. La pequeña, de siete años y origen dominicano, estaba desorientada y sin saber dónde se hallaba. El vigilante buscó el coche, pero no halló nada en las proximidades, por lo que decidió salir con la niña. Como esta vivía muy lejos, decidió llamar a la policía. La pequeña también le dijo que estaba jugando con sus abuelos, cuando el hombre la engañó.
Otra testigo que ha declarado en la sesión de hoy ha sido la psicóloga que atendió a esta niña y que ha mantenido que tras la agresión la pequeña cambió su forma de comportamiento. Desde entonces tiene miedo a dormir sola y a la oscuridad. La menor sufre pesadillas y teme que regrese su agresor para hacerle daño o que coja a otros niños para hacerles lo mismo, ha destacado la especialista. La niña también ha bajado su rendimiento escolar, lo que la obligó a repetir curso. "Sufre un comportamiento excesivamente regresivo y demandante hacia el padre, como un bebé".
La parte testifical de hoy ha continuado con la declaración de un policía nacional que identificó al supuesto agresor cinco días después de que se produjera la última agresión, el 22 de agosto de 2014. Los agentes encontraron a Antonio Ángel Ortiz en una parada de autobús y sus características físicas correspondían a la persona que estaban buscando: "un hombre fuerte, musculoso, con una verruga en la mejilla". El acusado se mostró "un poco nervioso", según el agente. Llevaba una mochila con ropa deportiva y una toalla. Estos detalles fueron destacados por la niña dominicana cuando fue interrogada por la policía.
Los agentes le siguieron de manera discreta y comprobaron que frecuentaba un gimnasio. Ese seguimiento les llevó hasta el piso de la calle de Montearagón, donde supuestamente agredía a sus víctimas.
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