Los familiares viajan a la zona del accidente para seguir allí su duelo
Lufthansa fleta un avión y 14 parientes van en autobús hasta los Alpes
Los familiares víctimas del vuelo siniestrado el martes llegarán el jueves a las inmediaciones del lugar del accidente en los Alpes. Lo harán después de horas de incertidumbre en las que las familias mostraron su enfado por la escasa información que dicen haber recibido por parte de las Administraciones y la compañía aérea.
Lufthansa, la matriz de Germanwings, ha puesto a disposición de las familias de los fallecidos un avión de 150 plazas para trasladar a los parientes al lugar del siniestro. El vuelo tiene previsto salir de Barcelona el jueves a las 8.55 rumbo a Marsella, donde los esperan para ser trasladados a las inmediaciones del lugar del accidente en autobús.
La compañía también fletó el miércoles un autocar para llevar a la zona del siniestro a todos los parientes que no quisieron desplazarse en el avión dispuesto para el traslado. Unos 14 familiares subieron ayer a ese autobús que salió sobre las nueve de la tarde desde el hotel Rey Don Jaime de Castelldefels, donde se han acogido a los parientes de las víctimas desde el momento de la tragedia. El autocar, en el que también iba un médico, una enfermera, un mando del Servicio de Emergencias Médicas (SEM) y cuatro psicólogos, llegará también a Marsella, donde se reunirá con los familiares llegados en avión. Otros tres autocares trasladarán a las familias y a los equipos médicos que los acompañan al lugar del accidente. Se prevé que las familias empiecen a llegar a la zona del siniestro en torno al mediodía de hoy. Sergio Delgado, subdirector de Protección Civil, aseguraba ayer que los familiares saben que el motivo del viaje no es el reconocimiento de los cadáveres, “que puede durar varios días”. Delgado aseguraba que acercarse a la zona del siniestro es un paso más del duelo personal de los familiares.
Los parientes concentrados el miércoles en el hotel de Castelldefels también mostraron durante todo el día la indignación por el trato recibido por las administraciones y los representantes de la aerolínea. La mayoría de los afectados aseguraban que se les estaba ocultando información. En el hotel, además de recibir asistencia psicológica, realizaron diversas reuniones con representantes de Germanwings, la delegación de Gobierno, la Generalitat y efectivos de protección civil y del SEM.
Antoni Riera, padre de uno de los fallecidos, se mostraba muy enfadado: “No nos dan apoyo, sabemos más por lo que vemos en los medios, que por la información que nos proporcionan”. Riera suplicaba: “Las familias solo queremos enterrar lo antes posible a nuestros familiares”.
Los cuerpos y fuerzas de seguridad españoles han recogido 48 muestras de ADN de los familiares que serán trasladadas a las laboratorios franceses para que ayuden a identificar los restos humanos que se localicen en la zona del accidente.
Los perfiles genéticos comenzaron a extraerse el mismo día del accidente en el recinto habilitado para los familiares en la T2 del aeropuerto de Barcelona. Ayer continuaban las extracciones en el hotel Rey Don Jaime de Castelldefells, donde se ha concentrado las víctimas para centralizar la información, darles apoyo psicológico y recoger las muestras.
Mientras, las muestras de luto se sucedieron en instituciones, empresas y Ayuntamientos de municipios de origen de las víctimas. En Barcelona, el Liceo, el Parlament o la plaza de Sant Jaume fueron escenario de concentraciones en las que se guardaron minutos de silencio.
También hubo homenaje a las víctimas en la colorista sede de Desigual, la firma de moda que proclama que la vida es chula y que perdió a dos empleados en el accidente de Los Alpes. “A veces no es tan chula”, musitaba una empleada. Los trabajadores homenajearon a sus compañeros Laura Altimira y Robert Olivier acercándose a la zona central del cuartel general y haciendo un minuto de silencio. Un acto sobrio pero con una enorme carga emotiva, con decenas de siluetas asomadas a los cuatro balcones que miran al hall.
La empresa también colgó un crespón y dispuso dos grandes ramos de flores y dos libros de condolencias. Hasta él se acercaron desde jóvenes empleados con rastas, hasta directivos, pasando por modistas con la cinta métrica colgando del cuello. Laura, en la treintena, estaba casada y Roberto, de 40, también y tenía dos hijos.
Los dos trabajadores viajaban a Düsseldorf como otras tantas veces desde hacía años. Su trabajo, para el departamento de Expansión, consistía en buscar locales para nuevas aperturas y supervisar las obras. Desigual tiene 62 tiendas en Alemania y este año prevé abrir otras 15. “Para ellos este vuelo era como el puente aéreo”, explicaban ayer sus compañeros. Con Laura y Roberto debían viajar otros tres compañeros, pero cancelaron el viaje a última hora porque les cambiaron la hora de una reunión. Los viajes en una compañía que está presente en 119 países son muy habituales. La recepción del edificio de la Barceloneta es un ir y venir de empleados que llegan o se marchan arrastrando maletas.
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