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Desmanes económicos en Creixell

El Ayuntamiento gastó 8 millones de euros que no estaban presupuestados

El Partido Popular abrirá un expediente informativo y valorará suspender de militancia a Teodor Fuster, exalcalde Creixell (Tarragonès), tras hacerse público un demoledor informe de la Sindicatura de Cuentas sobre presuntas irregularidades en la gestión del Consistorio entre 2006 y 2010.

Fuster accedió a la alcaldía de Creixell en 2004 a través de una moción de censura ganada gracias al voto de una tránsfuga socialista. Creixell, municipio costero que no llega a los 4.000 habitantes pero que en verano puede alcanzar los 25.000, aprobó una sola vez el presupuesto municipal entre los años 2006 y 2010. Al votarlo en el pleno lo hizo con nueve meses de retraso sobre el límite máximo que prevé la ley, relata la Sindicatura en su informe. “Aprobamos un presupuesto en el 2006 porque teníamos que aprobarlo”, alega Fuster. Fue una vez y no más. Luego, prórrogas. El exalcalde asegura que no se respetó la legalidad “simplemente porque no podíamos. Los ingresos y los gastos estaban completamente desproporcionados. Existía un problema histórico, llevábamos 35 años sin realizar la revisión catastral, sin actualizar el IBI”, relata Fuster.

Sin aprobar presupuesto, año tras año las cuentas se iban prorrogando utilizando créditos extraordinarios y las previsiones del capítulo de ingresos llegaron a estar sobrevaloradas en un 57%, detalla el informe de la Sindicatura. El análisis ha hallado también casi ocho millones de euros en gastos durante esos años. Según la Sindicatura este dinero no fue incorporado al presupuesto del Ayuntamiento. “Si no te puedes financiar por el presupuesto directamente, te tienes que financiar mediante los proveedores. Lo que pasa es que la legislatura termina con los números que termina”, admite Fuster.

El ayuntamiento tampoco cumplía con sus obligaciones de pago a la Seguridad Social, “tanto la cuota patronal como la cuota correspondiente a los trabajadores” y, aún y así, el consistorio lograba beneficiarse de subvenciones públicas porque “el alcalde declaró que sí que estaban al corriente”, desgrana el informe. La deuda acumulada por cuotas no ingresadas ascendió a 400.297, según la Seguridad Social. La Sindicatura apunta que “estas actuaciones podrían ser perseguibles administrativa y judicialmente”. Fuster, en cambio, niega estas presuntas irregularidades. El informe del órgano fiscalizador también revela que entre 2006 y 2010 hasta 5,4 millones de euros fueron pagados sin consignación presupuestaria. “Hubo pagos a socorristas de la playa, 360.000 euros en fiestas de Creixell, 30.000 de catering, nóminas a personal contratado a dedo…”, explica el actual alcalde, Jordi Llopart (CiU), que cogió las riendas del Consistorio tras las elecciones de 2011. “Los primeros días con la primera teniente de alcalde, Montserrat Muñoz (PSC), los dedicamos a recibir a proveedores para al menos informarles de la situación. Había deudas con 198 de ellos”, explica Llopart. Para tratar de cuadrar las cuentas ahora el alcalde, exempleado de banca, no cobra ningún sueldo, como tampoco Muñoz, trabajadora del Consistorio en excendencia.

La Sindicatura de Cuentas cree que Fuster “es personalmente responsable de todas las obligaciones que haya podido reconocer, liquidar y pagar sin crédito suficiente”. El informe no ha sorprendido en el Consistorio dado que en 2010 dos concejalas presentaron una denuncia ante la Oficina Antifraude de Cataluña (OAC) sobre supuestas ilegalidades en contratación de personal y sobre gastos abonados a profesionales independientes. En mayo del año pasado la OAC elevó la denuncia a la Fiscalía Superior de Cataluña.

El órgano fiscalizador también señala tres expedientes urbanísticos de Creixell. “Todos los documentos están firmados por el secretario y el interventor”, responde Fuster.

El exalcalde dice no sentirse agraviado por las medidas tomadas por el PP. “La postura la hemos tomado conjuntamente, no es más que un expediente informativo”, asegura. Incluso dice vivirlo con cierto alivio porque “aunque no me he sentido nunca desamparado, sí tenía ganas de que alguien de arriba me escuchara. Hace 35 años que estoy haciendo política, aquí en el pueblo y no pisando moqueta. Ahora parece que yo sea un Bárcenas”, concluye el exalcalde.

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