"No he aprendido a decir bobadas"
Pregunta. "Fábula cuántica". "Metaficción". "Autoficción". Sólo con leer la faja de su nuevo libro casi me desmayo.
Respuesta. Hay una referencia de carácter cósmico, y, por tanto, lo de cuántico yo creo que le va bien.
P. ¿Se pasa de filosófico o los demás somos unos pardillos?
R. Pues ni una cosa ni otra. Yo soy consciente de causar una impresión de persona altanera. Es posible que sea una cuestión de expresión.
P. Se defiende diciendo que el frutero de su pueblo le entiende estupendamente. ¿Mientras le pone los kiwis recita párrafos de Antagonía?
R. Pues prácticamente. Es un lector mío asombroso, me ha leído de cabo a rabo y me entiende de maravilla. Nunca había encontrado un lector así.
P. Es partidario del lenguaje sin artificios. ¿Le gusta el desnudo en todo?
R. No, no. En muchas cosas, no. Soy muy tímido, aunque en la intimidad...
P. ... Se suelta la melena.
R. Efectivamente. Se compensa la timidez con un desenfado especial con la chica que te gusta. Esto yo lo hacía cuando tenía 17 años y me gustaban mujeres de 27.
P. Dice en Cosas que pasan que siempre se masturbó muy poco. ¿Pretende recuperar el tiempo perdido?
R. No, es que a mí masturbarme me aburre. De niño apenas lo practiqué. Y me parece frustrante. A mí lo que me gusta es hacer otras cosas. Compartirlo.
P. Hizo la mili en Infantería. ¿A qué marcha desfila?
R. A mí me gusta desfilar rápido. Camino a diario, doy paseos largos, y voy cantando interiormente La Marsellesa, o cualquier marcha.
P. Se pondrá como una moto.
R. Canto de puertas adentro. Cuando conduzco solo, si tengo un poco de sueño, en vez de tomarme un café, que me pone de los nervios, canto tangos o canciones napolitanas, que son las más energéticas.
P. Tiene usted un ego de capitán general. ¿Qué le alimenta los galones?
R. La gente tiene una imagen de mí de persona altanera y soy todo lo contrario, una persona amable. Aunque es posible que tenga una expresión adusta.
P. Pero está usted encantado de haberse conocido.
R. Bueno, es que somos viejos amigos. Hace tanto tiempo que ya ni me acuerdo.
P. Se veía a las puertas del Nobel. ¿Se ha equivocado el jurado?
R. Yo sé sólo lo que me contaron. La filtración procedía de Estocolmo. En España nadie había dicho nada, lo cual me inspiraba confianza. Las primeras noticias me llegaron de Estados Unidos, con mi traductora eufórica.
P. ¿Y usted se notaba Nobel, así por dentro?
R. Yo me notaba nervioso. En todo caso, es una buena noticia de cara a las traducciones, porque si estás entre los tres primeros, puede ser el año próximo o el otro.
P. ¿Ser académico es sinónimo de sesudo?
R. Pues yo creo que no. No nos hacen ninguna medición. Impone, porque es uno de los organismos más activos que existen en el país.
P. Alguien tímido, como usted, se larga un libro como Placer licuante, casi pornográfico.
R. Bueno, he escrito cosas mucho peores en este sentido. Incluso tengo páginas de una orgía marina.
P. Sus dos hermanos participaron hasta en un congreso eucarístico en Barcelona. ¿Cómo anda usted de congresos eucarísticos?
R. Yo, ninguno. Creo que nunca he sido creyente, ni siquiera cuando hice la primera comunión.
P. ¿En qué se nota usted más ese "yo cambiante" del que habla?
R. Yo he sido siempre un poco idéntico a mí mismo.
P. Se me está poniendo en plan Goytisolo.
R. Sí, es que soy un Goytisolo. ¿Yo cambiante? Soy cambiante en función del humor. También soy sensible al tiempo. La lluvia, por ejemplo, me deprime.
P. "No releo mis obras". ¡Ande ya!
R. Es cierto. No he releído entera ni una. Releo fragmentos cuando tengo que dar una conferencia. Hay una cosa de la que me arrepiento: todo lo que escribí antes de Las afueras lo rompí. Es esta especie de autoexigencia.
P. Una vez afirmó que no sabía decir bobadas. ¿Ha aprendido?
R. No, no he aprendido. Conscientemente no las digo.
P. Todo lo que sale de esa boquita, oro molido.
R. No [ríe]. Me presenta como una persona con un ego que no es así.
P. ¿Cuál es su cuento infantil?
R. Me encantaba un relato que no he podido encontrar: El maravilloso país de los snergs, supongo que de origen inglés. Lo que realmente me gusta, que he leído ya de adulto, ha sido Alicia en el país de las maravillas.
P. ¿Ha pasado al otro lado del espejo?
R. En realidad, el otro lado del espejo son gran parte de las cosas que he escrito.
Perfil
Tiene 74 años y dos hijos, y hubiera querido ser capitán de barco -"la imagen de Conrad"- o piloto -"Saint-Exupéry volando hacia América"-. Le gusta caminar, viajar, leer y hablar con los amigos. Su ejercicio preferido, dice, es nadar, pero no en piscinas, sino "en los mares del Trópico, entre corales, donde hay vistas". Escribe a mano "porque es el tiempo adecuado para que descienda la inspiración".
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