Un europeo un poco neandertal
Un cráneo de 'Homo sapiens' de hace 40.000 años revela el cruce de especies
Uno de los más antiguos cráneos de Homo sapiens descubiertos en Europa, hallado hace tres años en el yacimiento de Pestera cu Oase, en Rumania, se añade hoy a los indicios de que nuestros ancestros se cruzaron con los neandertales. Entre una mayoría de rasgos morfológicos que garantizan su pertenencia a la especie humana moderna, el cráneo Oase 2 presenta un arco frontal plano, unos molares enormes y otras características que recuerdan más a los neandertales que a nuestra especie.
No es la primera vez que se propone la existencia de fósiles híbridos, pero los anteriores indicios han sido muy polémicos y nunca han contado con la aceptación general de los paleontólogos. El cráneo rumano tiene unos 40.000 años de antigüedad, y su análisis es una colaboración de 12 especialistas de seis países encabezados por Hélène Rougier y Erik Trinkaus, del Departamento de Antropología de la Universidad de Washington en Saint Louis, y se presenta hoy en PNAS (edición electrónica).
Los científicos no pretenden zanjar la polémica con este hallazgo. "El cráneo no tiene características neandertales explícitas", explicó ayer Trinkaus. "Sin embargo, su combinación de rasgos modernos y arcaicos puede aducirse para reforzar los argumentos a favor de cierto grado de mezcla entre los neandertales y los humanos modernos, unas inferencias hechas a partir de otros fósiles del mismo periodo".
La datación del cráneo en unos 40.000 años de antigüedad es consistente con esa hipótesis. Nuestra especie, el Homo sapiens, salió de África hace unos 50.000 años y, según los últimos datos arqueológicos, llegó al este de Europa unos 5.000 años después. Se encontraron allí a los neandertales, que habían sido la especie hegemónica en Europa y Asia occidental durante más de 300.000 años. Las dos especies coexistieron durante milenios hasta que, hace 28.000 años, la última población de neandertales se extinguió en Gibraltar. De haberse dado cruces entre ambas especies, los primeros habrían ocurrido más o menos en la zona del cráneo Oase 2, y alrededor de la fecha en que ha sido datado.
Aunque siempre ha habido paleontólogos favorables a la hipótesis del cruce, la idea lleva muchos años desprestigiada entre la mayor parte de la profesión, y la razón más poderosa para ello ha sido hasta ahora la genética. Durante los últimos 10 años, en la estela de las técnicas pioneras desarrolladas por Svante Pääbo, del Instituto Max Planck de Antropología Evolutiva en Leipzig, los científicos han podido leer el ADN mitocondrial (un material genético especialmente abundante) de una docena de fósiles neandertales repartidos por Europa. Todos esos ADN eran muy similares entre sí, y muy distintos del nuestro, lo que parecía descartar un cruce.
Pero Pääbo y otros científicos ya están leyendo el genoma neandertal entero (que contiene 10.000 veces más información que el ADN mitocondrial), y sus primeras conclusiones apuntan a que sí hubo cruces, aunque infrecuentes. De confirmarse, la contribución neandertal al genoma humano actual sería menor del 5%. Pero esa proporción pudo ser mayor hace 40.000 años. "Los humanos han evolucionado considerablemente desde entonces", dice Trinkaus.
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