_
_
_
_
Columna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las columnas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

Suerte, Cuba

Observo sin asombro nuestra reducida -mejor dicho, inexistente- capacidad para asombrarnos. Si hace 10 años, incluso cinco, hubiera caído bajo nuestras narices un titular sobre la reconversión del régimen cubano a los mandamientos del mercado como el que está apareciendo estos días, parte del personal habría saltado de júbilo pensando que era un regalo de Reyes, y otra parte se habría apresurado a consultar el calendario creyendo hallarse otra vez en pleno Día de los Inocentes. Otra parte habría creído que se trataba de una insidia propagada por la CIA.

Sin embargo, aquí estamos, dispuestos a asistir a la brutal transformación de la economía subvencionista cubana en capitalismo competitivo, todo ello sin que mejoren las libertades, y a golpe de decreto. Si a Zapatero las bases se le rebelan por no haber cumplido aquella promesa de que el poder no le iba a cambiar, imaginen cómo debe de sentirse el funcionariado cubano, respetable segmento de la población -en el sentido de número también: con 1.300.000 personas angustiadas y sus familias se pueden hacer muchas cosas- que ahora, sin que existan los fundamentos previos, va a tener que ponerse a trabajar en la iniciativa privada. Es de esperar que el enorme espíritu de improvisación de los cubanos les ayude en este trance, pero es de temer que una vez más se sientan solos, desamparados, observados con lupa y amenazados con cualquier otra probable y novedosa decisión a cargo de la autoridad incompetente.

A quienes habría que despedir es a los integrantes del régimen castrista. Aunque solo sea por incompetentes. El castrismo es una isla dentro de una isla, un destructor de espejos, una casposa podadora de inteligencias. Si ni siquiera saben actuar organizadamente, como la China comunista. Claro que esta ya apuntaba maneras cuando le colocaba a Cuba sus impresentables dentífricos y bicicletas.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_