La ambición del carpintero
En medio de la incertidumbre que atenaza al sector turístico y de la peor crisis de los últimos años entre España y Marruecos, Fadesa, el gigante inmobiliario gallego, acaba de anunciar la construcción de un mastodóntico hotel en Casablanca. Un paso más en la expansión internacional del grupo, que también tiene intereses en Portugal y Rumanía, y otra prueba de la ambición de su presidente, Manuel Jove Capellán, un hombre de 60 años que empezó trabajando de carpintero, acabó dedicándose al negocio de la vivienda y levantó un imperio que este año espera facturar 450 millones de euros.
El proyecto de Casablanca, un hotel de un millar de habitaciones junto a una gran urbanización, no es la primera incursión en Marruecos del grupo, que hace dos años ya inició la construcción en Rabat de 15.000 viviendas. Para penetrar en este país, Fadesa se ha asociado a grupos locales, conservando el control mayoritario sobre las operaciones, y ha afinado sus estrategias diplomáticas: la imagen de Fadesa en Marruecos es un héroe nacional, el futbolista Naybet, jugador del Deportivo de A Coruña, club al que la inmobiliaria patrocina desde 2001.
No es un hombre que se arredre. Fracasó en su intento de hacerse con el liderazgo del sector comprando Vallehermoso y Metrovacesa, pero estos días ha avisado que seguirá intentándolo. Tampoco se ha hundido en el agujero por el drama familiar y empresarial que vivió en marzo: la muerte repentina de su hija mayor, María José, de 37 años, vicepresidenta ejecutiva del grupo. Le quedan dos hijos, Manuel Ángel, de 35, y Felipa, de 33, que han pasado a ocupar dos vicepresidencias en la empresa.
Jove conserva el control del 71% del grupo tras los ingresos de capital de los últimos meses. A finales de 2001, entraron Morgan Stanley, con un 10%, y Caja España, con un 5%, y antes, en le primer trimestre, se habían hecho con otro 5% dos nombres de rango en el otro imperio empresarial coruñés, Zara, su consejero delegado, José María Castellano, y una hermana del presidente, Amancio Ortega. En cualquier caso, Jove es un hombre de fidelidades, y no sólo a la familia, como lo demuestra el 7% de las acciones que aún conserva Modesto Rodríguez, un marino mercante al que le une una vieja relación.
Dicen que aún hoy, pese a su afición al arte y a los vinos, Jove prefiere matar el tiempo libre recordando sus tiempos de carpintero. Tal vez por esa añoranza va a invertir 50 millones de euros en una fábrica de derivados de la madera en Rumanía. Lo anunció en agosto, al tiempo que volvía a alardear de sus ambiciones: 'Somos jóvenes, tendremos nuevas oportunidades y queremos aprovecharlas'.
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