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Reportaje:Primer plano

España se queda atrás

El PIB crecerá menos que el de la zona euro al menos hasta 2014, según el FMI

Claudi Pérez

La extraordinaria historia de éxito económico de España en los últimos 15 años se enfrenta a un desenlace abrupto. El estruendo causado por el pinchazo de la economía española llega hasta la sede del Fondo Monetario Internacional (FMI), implacable en sus últimas proyecciones: dos años de recesión, más y más paro y, sobre todo, una salida del túnel muy complicada que liquidará uno de los activos más apreciados en la política económica española de las dos últimas décadas: la convergencia con Europa.

Los datos para los próximos cinco años constatan que España se queda atrás con respecto a la eurozona, de nuevo en el furgón de cola en términos de crecimiento económico. Pone así punto final a una trayectoria excepcional, iniciada allá por los años ochenta. Eso se acabó: el PIB español se contraerá este año y el próximo para iniciar una tímida recuperación en 2011, hasta avanzar el 1,99% en 2014. Menos del 2% al menos hasta 2015, según el FMI. Muy lejos de las cifras que permiten crear empleo, y claramente por detrás de la eurozona, donde la crisis también causa estragos. Sólo Portugal e Italia se enfrentan a un horizonte parecido. "España pinta mal", resume Kenneth Rogoff, ex economista jefe del FMI. "La resaca durará años", abundaDaniel Gross, del Center for European Policy Research de Bruselas.

El FMI calcula que España tocará fondo al final del segundo semestre
España no crecerá por encima del 2% al menos hasta 2015, según las previsiones

Hay un cliché económico que se repite sin cesar a lo largo de las últimas décadas. Irrumpe en escena una maravillosa tecnología o aparece un nuevo y tentador activo. Un largo periodo de bonanza genera la sensación de que esta vez es diferente, de que se avecina una interminable época dorada. Entonces se publicitan sensacionales pronósticos que justifican la inversión y el endeudamiento hasta niveles estratosféricos. Esa tendencia acaba atravesando el mundo empresarial y financiero, llega a la cultura popular y entonces la gente se lanza a comprar acciones, se adquiere una segunda o incluso una tercera residencia en la playa, en la sierra, donde sea. Hasta que la burbuja estalla y el castillo de naipes se desvanece. Ése es el relato de la última crisis en EE UU, según cuenta Gross en Plop! Por qué las burbujas son buenas para la economía.

Y también en España, donde las turbulencias internacionales han precipitado una recesión doméstica que parecía inevitable. Pero ninguna crisis es eterna. Pasado un tiempo, llega el momento de salir del túnel. Los estadounidenses -y en general los países anglosajones- suelen recuperarse de los fracasos de forma fulminante. Otros no tanto: las previsiones del FMI dibujan un panorama oscuro para España, que se quedará atrás en la recuperación.

"Las crisis sirven para depurar, y España ha llegado a esta recesión con graves problemas. El aterrizaje va a ser doloroso: el huracán financiero sólo ha detonado la crisis española, que se hubiera producido de todas formas", explica desde EE UU Carmen Reinhart, economista de la Universidad de Maryland. Bob Traa, economista para España del FMI, es tal vez aún más duro: "El largo periodo de bonanza de los últimos años -basado en un solo sector: la construcción- exageró el potencial de crecimiento español. Va a llevar tiempo arreglar los desequilibrios acumulados con una Europa débil a medio plazo. No queda más remedio que reducir el exceso de endeudamiento y contener los costes, los salarios y los precios que tanto han crecido en España con relación a sus socios comerciales".

En Europa, el batacazo es general. La eurozona es la única región del mundo donde la recesión durará dos años. Pero el Spain is different presenta esta vez un sesgo muy negativo. Prácticamente ninguna economía europea, a juzgar por las proyecciones del FMI, presenta un panorama más desolador que España hasta 2014. Sólo las cifras de Portugal e Italia son comparables. Reino Unido, Grecia, Irlanda y Austria, que afrontan también el pinchazo de varias burbujas, presentan una salida mejor, siempre según las proyecciones del FMI. Aunque los expertos consultados cuestionan muchas de esas cifras.

La velocidad de crucero de la economía española hasta 2014 estará por debajo del potencial de crecimiento, en torno a un 3% según los estudios de los últimos años. Estudios que ahora toca revisar, como hay que revisar la interpretación del fructífero largo periodo de bonanza. "La economía española creció más porque asumió riesgos mayores que el resto de Europa. Amasó un gigantesco déficit comercial, las empresas y particulares se endeudaron demasiado. Eso funcionó mientras las cosas iban bien y permitió la convergencia, pero esos desequilibrios acentúan ahora la vulnerabilidad", explica Reinhart.

Rogoff añade que la recesión va a ser "muy seria" y que quedan "enormes ajustes por hacer, particularmente en el mercado laboral", como demuestran las últimas cifras de paro. El FMI calcula que se superarán con creces los cuatro millones de parados... en 2010. Pero es que esa cifra ya se ha alcanzado, en ese empeño de la crisis por romper récords a toda velocidad. El Ejecutivo, que negó reiteradamente que el desempleo fuera a llegar hasta esas cotas, ha asegurado esta semana que el deterioro de las cifras económicas le obligará a revisar sus previsiones.

El FMI estima que la economía española tocará fondo "al final del segundo trimestre", según Traa. Pero eso no significa que la recuperación vaya a ser inmediata. Mientras en varias partes del mundo empiezan a verse los primeros fogonazos de optimismo, al sur de los Pirineos no hay nada de eso. "En economías como la española y la irlandesa el reventón inmobiliario complica la recesión, y la banca reacciona al deterioro de los activos frenando el crédito", destaca Marek Belka, economista del Fondo para Europa. El memorial de agravios es inacabable. "El desempleo, el riesgo de deflación, la caída del consumo y de la demanda, el incremento del déficit fiscal... Pero sobre todo el pinchazo inmobiliario, que va para largo, y la crisis bancaria, que apenas ha empezado, marcarán el tempo de la crisis en España", enumera Reinhart.

Tanto Reinhart como Rogoff -dos expertos en crisis financieras- coinciden en que el Fondo ha hecho un ejercicio de realismo con España. Pero aducen que la historia demuestra que las previsiones tienen margen de error. No tanto por las cifras de España, que se consideran válidas, como por el posible exceso de optimismo del Fondo para algunos de los vecinos de la economía española. "Ahora mismo, el mayor riesgo en Europa es un profundo colapso de la banca", ataca Rogoff. "Y España no está ni mucho menos en la zona cero. Puede que la banca española tenga problemas, pero el país puede sentirse afortunado por el rigor que ha impuesto la regulación. Hay mayores riesgos de desastre en otros países como Austria, Irlanda o el Reino Unido", concede.

De nuevo la banca, verdugo y víctima de los más de 20 meses de huracán económico, se adivina como una pieza clave de lo que pueda suceder. "Sorprende que las previsiones para Europa sean tan benévolas. Es probable que haya crisis de deuda en el Este y eso provocará nuevos problemas bancarios. En esa segunda oleada del tsunami, la eurozona va a sufrir de veras en países como Italia o Austria, muy expuestos al Este, o en Grecia, por la mala situación fiscal", abunda Reinhart. Junto a estos casos, el Fondo prevé dificultades para las economías posburbuja: el sector financiero de España, Irlanda y el Reino Unido está expuesto aún al reventón inmobiliario, al que aún le queda camino por recorrer. Para Gross, no hay lugar a dudas. "España tiene una superburbuja en parte aún por explotar. Mayor incluso que la de EE UU. Así que con el largo reventón inmobiliario que tiene por delante, la debilidad de la economía durará años".

El economista jefe del FMI, el francés Olivier Blanchard, profesor del Massachusetts Institute of Technology (MIT), publicó poco antes de su nombramiento en el Fondo un extenso trabajo en el que auguraba para España una crisis parecida a la de Portugal en los últimos años. Un pinchazo que dejaría un brusco recorte de los salarios -como en Alemania tras la reunificación- y mucho paro. Y un horizonte muy parecido al que los economistas del Fondo dibujan ahora para la economía española. Uno de los mantras de esta crisis es la hipótesis de la profecía autocumplida. Sobre todo si la profecía es pesimista. En el caso español y la profecía de Blanchard, el mantra funciona como la seda.

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Sobre la firma

Claudi Pérez
Director adjunto de EL PAÍS. Excorresponsal político y económico, exredactor jefe de política nacional, excorresponsal en Bruselas durante toda la crisis del euro y anteriormente especialista en asuntos económicos internacionales. Premio Salvador de Madariaga. Madrid, y antes Bruselas, y aún antes Barcelona.

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