Berlusconi, entonces y ahora
En 1993 Silvio Berlusconi, conocido por todos como el padre de la televisión comercial y del Milan estelar de Arrigo Sacchi, decidió "bajar al campo", fundando su movimiento político, Forza Italia. Lo hizo en mi ciudad natal, Ancona. Y lo hizo, claramente, porque sus referentes políticos, con Bettino Craxi a la cabeza, habían sido barridos por la tormenta de Mani Pulite. Entonces yo era joven, y la música y el compromiso político ocupaban casi todos mis días. Cuando, de forma ciertamente sorprendente, Forza Italia obtuvo la mayoría de votos en las elecciones de la primavera de 1994, me sentí desasosegado, extranjero en mi casa. Era normal, por tanto, que me sumara a la gran manifestación que los sindicatos organizaron en Roma para protestar contra alguien que quería transformar el país en una empresa, usando la política para sus negocios privados. Esta vez el fuego nació de esa manifestación.
Casi todo lo que cuento en esta novela sucedió de verdad, aunque la ficción se fundiera después con la crónica, mezclando las cartas sobre la mesa. Las ganas de reaccionar, el miedo al retorno del fascismo, la sombra del terrorismo, el vacío de mi generación: la de los jóvenes que no tienen futuro. En realidad, el libro lo escribí cuatro años después de esos hechos, cuando Berlusconi ya era para muchos un político, para algunos un estadista y para mí simplemente una pesada cruz que cargar, una vergüenza que exhibir en los viajes al extranjero, como la letra escarlata de Hawthorne (antes eran la Mafia y la pizza las que nos caracterizaban a los italianos, ahora lo son los cuernos que puso nuestro primer ministro en la cumbre del G-8).
Una vez colgada la guitarra, empecé a escribir novelas porque la palabra escrita me pareció más adecuada para fotografiar mi tiempo. Y he seguido haciéndolo con el paso de los años. Años en los que la figura de Berlusconi parecía oscurecerse, al haberse reunido la izquierda por primera vez en una coalición que tenía su estúpido punto fuerte en el antiberlusconismo.
Hoy, en cambio, Italia es un país en manos de un padre-patrón capaz de promulgar sin ninguna vergüenza en los primeros cien días de su segundo Gobierno leyes ad personam. De un líder ególatra que pone en el delicado puesto de ministro a una ex azafata de televisión, a quien ha declarado públicamente su amor. De un especulador que, justo mientras escribo, promete a la población afectada por un tremendo terremoto una ciudad satélite de nueva planta, al estilo de Milano 2.
En 1994, año en que se desarrollan los acontecimientos de la novela, el fuego no llegó. Quizás esta vez sí.
Traducción de Eduardo Martínez de Pisón. Michele Monina (Ancona, Italia, 1969) acaba de publicar en España su primera novela, editada en Italia hace ahora diez años. Esta vez el fuego. Traducción de Eduardo Martínez de Pisón. Periférica. Cáceres, 2009. 152 páginas. 15 euros.
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