LA VERDAD
Abraham Lincoln solía decir que "es verdad que puedes engañar a todo el mundo durante algún tiempo e incluso a todos durante un rato, pero no puedes engañar a todo el mundo todo el tiempo". Pobre Abraham, qué ingenuo. Quizás en el siglo XIX no podías engañar a todo el mundo todo el tiempo pero en el siglo XXI eso es coser y cantar. ¿Engañar a todos todo el rato? Un juego de niños. Pongamos un ejemplo: durante las últimas semanas lo que preocupa a una gran parte de la población estadounidense es el certificado de nacimiento de su presidente, Barack Obama. Un buen número de pensadores e intelectuales estadounidenses (www.wnd.com) han decidido poner en duda la procedencia geográfica del nativo de Hawai (afirmando que miente y que en realidad nació en Kenia) tachando la supuesta mentira de "conspiración". El ariete de la campaña es un tal Lou Dobbs, www.loudobbs.tv.cnn.com, un periodista de la CNN que insiste en que busca "la verdad". La verdad, qué palabra más bonita. La cuestión es que se ha desatado una tremenda campaña mediática (incluyendo carteles, pósters, vallas publicitarias y 10.000 postales que le enviaron al presidente por su cumpleaños con el texto "para celebrarlo qué mejor que enseñar tu certificado de nacimiento") que pretende desalojar a Obama de la Casa Blanca y que, como decía recientemente el gran Bill Maher (www.billmaher.com) en su show en HBO, "si lo consiguieron con una felación cómo no van a conseguirlo con un certificado de nacimiento".
Es lo atractivo de las conspiraciones, uno empieza tirando el anzuelo y a esperar que piquen. Y vaya si pican. www.abovetopsecret.com, www.davidicke.com, www.whatreallyhappened.com, www.conspiracyarchive.com son sólo algunas de las páginas donde el creyente encontrará lo que realmente sucedió en Pearl Harbor, quién es Osama Bin Laden, de dónde vienen los ovnis, dónde se esconden Adolf Hitler y Elvis Presley y cómo los masones/judíos van a dominar el universo en cuestión de días. Lo más novedoso es el hecho de que la nueva vacuna contra la gripe H1N1 es el principio de lo que denominan "una dictadura fascista global", así que si alguien intenta inyectarle eso a usted o a alguien de su familia cuídese mucho de no ofrecer resistencia.
Pero la mejor teoría conspiratoria (pueden echarle un vistazo en la antes mencionada abovetopsecret) es la que cuenta quién asesinó a Michael Jackson y por qué. Revelémoslo: el inductor del crimen no es otro que el presidente de Irán, Mahmoud Ahmadineyad, quien, cansado de que los medios de comunicación estuvieran focalizados en su país, decidió que lo mejor era acabar con la estrella. Así dejarían de prestarle atención. Obviamente la estrategia funcionó y él se ha ido de rositas. Indignante.
Es una lástima que Obama esté ahora buscando su certificado de nacimiento y no tenga tiempo para nada más porque sino se daría cuenta de que por fin tiene un buen motivo para atacar Irán: vale que masacren a los estudiantes y a los opositores, de acuerdo que sigan con su programa nuclear, vale que sigan vacilando a Israel tanto como deseen, pero lo de matar a Jackson ha sido la gota que ha colmado el vaso. Jamás una guerra estuvo tan justificada. Bien pensado, la campaña contra Obama la deben estar pagando los iraníes para evitar que éste descubra lo que ha pasado realmente con Jackson y prevenir el ataque posterior. Igual esto último suena absurdo a los escépticos pero ahí radica la belleza de las conspiraciones: cada uno puede añadir su granito de arena y hacer que la rueda siga girando. Todo sea por la verdad.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.