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Reportaje:ARTE

¡Róbenme ese cuadro!

La policía cree que la sustracción de obras de Monet y Sisley fue por encargo. Son "demasiado conocidas" para venderse en el mercado

Las cuatro obras robadas el domingo en un espectacular asalto al Museo de Bellas Artes Jules Chéret Niza -un monet, un sisley y dos de Brueghel el Joven - continúan en paradero desconocido. Y la policía y la dirección del museo sólo se atreven a aventurar lo que está en boca de todos, que tiene que tratarse de "un encargo" de alguna persona que desea disfrutarlas en privado. "Son pinturas que no pueden revenderse en el mercado libre porque todo el mundo las conoce". Nadie quiere arriesgarse a valorarlas -"su precio es incalculable"-, aunque tampoco se le escapa a nadie que la tela de Monet -Acantilado cerca de Dieppe- es de 1897, una época en la que el pintor ya es aceptado en los salones oficiales y en la que la vertiente decorativa de su trabajo ha pasado a dominar ampliamente la dimensión innovadora. "Sé que tendré un gran éxito, pero eso me es indiferente porque sé que son obras muy malas y de eso sí estoy seguro", decía en aquellos años Monet a su marchante al hablar de su trabajo.

Los cinco ladrones intentaron llevarse una quinta tela, también de Sisley, pero renunciaron debido a su peso excesivo

El caso de la pintura de Alfred Sisley es distinto porque el británico no llegó a conocer el éxito en vida. Su Alameda de Moret, realizado en 1890, es un buen paisaje -Sisley raramente pintaba figuras-, elegante, discreto y delicado. Es la tercera vez que lo roban desde que reside en Niza cedido por el museo parisiense D'Orsay, una cesión que se produjo a mediados de los años cincuenta. En 1978 y 20 años más tarde, ya en compañía del de Monet, el de Sisley fue robado durante unos pocos días. En el segundo de esos robos el instigador resultó ser el propio conservador del museo.

Las críticas contra la escasa seguridad del museo de Niza -las telas no están fijadas a la pared, el local carece de cámaras de vigilancia y de cualquier tipo de cierre de urgencia, etcétera- han sido contestadas por el Ayuntamiento de la ciudad. "Preferimos un guardián más que una cámara más. Los ladrones las desconectan o inutilizan". En líneas generales se privilegia "la vigilancia humana" frente a la "electrónica", cuando esta última "no ofrece los últimos avances tecnológicos". Respecto al comportamiento de los responsables de la seguridad, las autoridades han optado por felicitarles: "Han evitado daños humanos. Ninguna de las personas que estaban en el museo ha sido lesionada. Eso era lo primero, lo más importante".

El edificio del museo de Niza es un antiguo palacete construido en 1878 por una princesa rusa y adquirido por la ciudad en 1925. Sólo de noche y en el exterior cuenta con cámaras de vigilancia. Los cinco ladrones intentaron robar una quinta tela, también de Sis-ley, pero renunciaron debido -parece- a su peso, considerado excesivo. Ese error no pone en duda la profesionalidad de la banda. Lo hicieron todo en menos de cinco minutos, sabían dónde tenían que ir y lo que buscaban", explica un portavoz de la policía judicial.

Mientras uno de los ladrones -dos llevaban casco de moto, otros dos una gran máscara blanca y el quinto unas enormes gafas de sol- se ocupaba de los vigilantes que atendían a la entrada del museo, dos de los que estaban en otra sala de la planta baja, y los otros dos subían al primer piso. "Llegaron a la hora de comer y en un domingo. Es el momento de la semana en que hay menos personal", dice Patricia Grimaud, conservadora del museo.

Las dos obras de Brueghel el Joven sí pertenecen al museo, que es famoso sobre todo por su colección de cuadros de Raoul Duffy, pintor célebre por sus paisajes marinos o por su talento para captar determinadas reuniones mundanas. Los Brueghel de Niza -óleos sobre madera- parece que fueron pintados a cuatro manos, es decir, contando con la colaboración de otro artista flamenco, Hendrick van Balen, y son dos alegorías de las riquezas terrestres.

El segundo cuadro de Sisley, ése a cuyo robo renunció la banda, tiene ahora el marco roto. La policía busca en él alguna pista que les permita progresar en la identificación de los malhechores.

<i>Acantilado cerca de Dieppe</i> (1897), obra de Claude Monet robada en el Museo de Bellas Artes de Niza.
Acantilado cerca de Dieppe (1897), obra de Claude Monet robada en el Museo de Bellas Artes de Niza.AP

Grandes golpes

- 1911. Vincenzo Peruggia roba La Gioconda del Louvre. En 1913 reaparece el cuadro.

- 1962. Ocho telas de Cézanne desaparecen del museo de Aix, entre ellas una versión de sus míticos Joueurs de cartes. La policía tarda ocho meses en recuperar el botín.

- 1976. Robo masivo de picassos: 110 son sustraídos de una exposición en el Palacio de los Papas en Aviñón. Se recuperan nueve meses después.

- 1990. El mayor robo en un museo americano, en Boston: 11 telas, entre ellas cinco obras de Degas, una de Vermeer y una de Manet, con un valor estimado en 200 millones de dólares.

- 1992. Roban 20 van goghs del museo dedicado al artista en Amsterdam. Recuperados el mismo día.

- 2007. Varios picassos desaparecen del domicilio de la nieta del pintor, en París.

En una clasificación de 2003 teniendo como baremo el número de obras robadas de cada artista figuraban, por orden decreciente de atracción para los ladrones, la obra de Picasso, Miró, Marc Chagall, Salvador Dalí, Durero, Andy Warhol, Matisse, Toulouse-Lautrec, David Hockney y Gustav Klimt.

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