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Reportaje:

Pasión de hermano

Ana Medem, pintora, murió en accidente de tráfico con 36 años. Era optimista, alegre, desenfrenada. 'Caótica Ana', el último filme de su hermano Julio, nace de su pérdida y vuela de su mano por caminos más sensoriales

Rocío García

"Empecé con mi hermana muy cerca y luego escribí una historia que nada tenía que ver con ella". Julio Medem necesitaba a Ana, su hermana, -fallecida en accidente de tráfico en abril de 2001- para que el aire entrara de nuevo en su vida. "Quedé tan mal, tan hecho pedacillos que mi única forma de recomponerme, de regenerarme fue tenerla a mi lado". En esa pérdida comienza la historia de Caótica Ana, la última película del cineasta vasco, que debe el título al nombre de su hermana y a su carácter. "Por donde ella pasaba todo se desordenaba, el orden desaparecía. Tenía una energía muy bonita, dejaba un rastro de caos, pero lo mejor de todo es que ella no era consciente de todo lo que iba dejando detrás". Caótica Ana, que se estrena el próximo día 24, empezó en clave de comedia -"el caos de Ana fue el motor de todo"- hasta que Julio Medem se percató de que la escritura caminaba por otros derroteros. "Empezó a ocurrir algo distinto, me di cuenta de que no me valía la comedia, no sé qué fue lo que lo desató, pero sabía que lo llevaba dentro, que tenía que ver con lo que yo sentía por mi hermana y es el hecho de que estamos conformados con el material de todos aquellos que ya han muerto, somos la cabeza visible y viva de algo que es un conglomerado de arcilla humana". "Nadie existe solo, nadie vive solo, todos somos lo que somos porque otros fueron lo que fueron", asegura el director.

Con este filme, Julio Medem (San Sebastián, 1958) vuelve a la ficción tras su polémico documental La pelota vasca, una valiente incursión en el problema vasco y sus diferentes voces. Se le ve contento. Habla de su nuevo trabajo con pasión y con fuerza. Arrebatado, firme. "Es todo un viaje sensorial y emocionante. Te apodera, te lleva por dentro, te estruja. Es una película que transita por un camino muy libre y tiene sus propias reglas, pero que además las propone al espectador en clave de emociones", asegura el director de Los amantes del Círculo Polar o Lucía y el sexo.

Caótica Ana, película en la que debuta como protagonista Manuela Vellés, una madrileña de 20 años, narra el doble viaje de una joven pintora -en el filme aparecen los cuadros realizados por Ana Medem-. Un viaje en el espacio que transcurre por el presente y lleva a la protagonista, una joven optimista y feliz, desde Ibiza a Nueva York, pasando por Madrid. Y otro en el tiempo que es toda una vuelta a su pasado y al caos. Al caos que descubre a través de un estudiante saharaui en una escuela artística en Madrid. "Ahí comenzará ella su viaje a la memoria ancestral, al subconsciente colectivo", explica su realizador, para quien la aventura terminará cuando Ana elija si se convierte en monstruo o en princesa.

Medem dice que ha rejuvenecido con este filme -"por la misma historia y porque los personajes son muy jóvenes me ha situado a mí en un lugar más joven y he dejado de lado al adulto que soy"-, y que Caótica Ana es su proyecto más personal y valiente. Junto a la nueva Manuela Vellés trabajan, entre otros, la actriz británica Charlotte Rampling, en el papel de mecenas de los jóvenes artistas, la cantante Bebe y los actores Asier Newman y Lluís Homar. Sobre su último descubrimiento, Manuela Vellés, no tiene más que palabras bonitas. "En cuanto la vi tuve la sensación de estar con Ana, de haber encontrado a Ana. Es algo más que guapa. Aporta una luz... tiene un sustrato muy potente... Además de ensayar durante cuatro meses, creamos juntos un álbum de recuerdos nítidos, con todo tipo de detalles. Juntos vivimos el proceso de buscar al personaje hasta que ella lo encontró y yo me fui saliendo poco a poco".

El entusiasmo de Medem es evidente, aunque contenido. Se dispara en algunas ocasiones y una de ellas es cuando habla de su otro gran descubrimiento de la película: la música compuesta por la británica de 46 años Jocelyn Pook, la misma que realizó la banda sonora de Eyes Wide Shut, de Stanley Kubrick. Después de años de fructífera colaboración con Alberto Iglesias (ha compuesto la música de Vacas, La ardilla roja, Tierra, Los amantes del Círculo Polar y Lucía y el sexo), Medem se decidió por una completa desconocida para él. "Me planteo cada película como una nueva aventura. Necesito dosis de reto, de descubrir cosas que aún no conozco, de explorar. En ésta ha pasado de principio a fin. Y sobre todo cuando ha aparecido Jocelyn. La película ha crecido más y me ha ayudado a mí también a conocerla mejor, la he redescubierto".

Medem conocía bien la banda sonora de Eyes Wide Shut pero nada de su autora. Incluso pensaba que Jocelyn Pook era una compositora de los años veinte, que ya no vivía. Fue su amigo y productor Koldo Zuazua quien le aconsejó escuchar un tema de Pook titulado Dionysus. "Lo puse y me quedé alucinado, fascinado. Descubrí que con el montaje que tenía entonces ponía el tema como referencia y funcionaba para casi todo. Fui a verla a Londres con mi película. Se la puse. Según terminó transcurrieron 10 minutos de absoluto silencio que se me hicieron larguísimos. Ella no decía nada. Me fui haciendo a la idea de que no le había gustado. Luego supe que era el trance en el que le había dejado la película. Fuimos andando hacia el restaurante y entonces me habló del paisaje interior y exterior de la película, de corrientes, de raíces. Me dijo: 'hay viento, hay pájaros'. Me dijo: 'quiero formar parte de este paisaje, de este viaje'.

Todo un viaje nacido de una pérdida y reconducido hacia una búsqueda de la felicidad.

Julio Medem, en el estudio de montaje en Madrid.
Julio Medem, en el estudio de montaje en Madrid.LUIS MAGÁN

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