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Crítica:CINE
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

Cruce de enigmas

En marzo de 1943, en el centro del abismo de la II Guerra Mundial, los servicios secretos británicos, que habían logrado descifrar la clave Enigma, que los submarinos de la armada nazi utilizaban para recibir órdenes de Berlín, se encontraron ante el atolladero de que, mientras un gran convoy de buques de carga aliados cruzaba el océano Atlántico, los alemanes cambiaron súbitamente de código y muchos miles de hombres quedaron de pronto a merced, sin poder sortearla, de la poderosa flota de torpedos de Hitler.

Tal es el fondo verídico sobre el que se despliega el enigma de Enigma, una sólida, solvente y emocionante película británica dirigida con pericia y sin divismo por Michael Apted y escrita con gran altura y nobleza literaria -una literatura que encaja sin caídas en el énfasis en un guión extraído de la novela de Robert Harris- por el dramaturgo Tom Stoppard. Dentro del gran vuelo histórico de la pérdida de la clave Enigma salta el vuelo de otro enigma menor, pero dramáticamente no menos intenso. Es la creación, alrededor de la patética figura de Tom Jericho, un eminente matemático británico, de un grupo de expertos en el desciframiento de claves, en el que se incrustan los elementos de un enigma de otro orden. Y del cruce de ambos enigmas saltan las chispas de un vigoroso relato de guerra, amor e intriga.

ENIGMA

Dirección: Michael Apted. Guión: Tom Stoppard (sobre la novela de Robert Harris). Intérpretes: Dougray Scott, Kate Winslet, Saffron Burrows, Jeremy Northam. Género: drama. Reino Unido, 2003. Duración: 109 minutos.

El personaje Jericho que compone Dougray Scott es, con toda la dificultad que arrastra, una maravilla de claridad y concisión gestual, un individuo superdotado y perturbado, tocado hasta el fondo por el infortunio, un prototipo de tragedia moderna sumergido en la mayor de las tragedias modernas, un derrumbe interior en medio del mismísimo derrumbe del mundo. Representa así Dougray Scott un ser rico, complejo y contradictorio, y también un tiempo y un estado del alma en carne viva, la sombra quebradiza de un hombre herido y parapetado, un despojo de la guerra rodeado y obsesionado por el vacío de su mujer recién desaparecida y de la súbita aparición en su vida de otra mujer que es la antítesis de aquélla y que triangula, y así sostiene, su frágil equilibrio.

La suave y progresiva entrada y apoderamiento de la gran Kate Winslet del centro de la escena es el eje del drama y lo que permite a Enigma salir del cine de género y ser simultáneamente filme de acción, filme de investigación y filme lírico. Sobre la fortísima sombra de la mujer huida, Saffron Burrows, Kate Winslet hace un derroche de su enorme capacidad, y lo mejor de Enigma nos llega de esta extraordinaria artista, que supera sus mejores trabajos, por elevadas que sean sus aportaciones a Sentido y sensibilidad y Titanic.

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