Conservarás la casa del padre
Los arquitectos técnicos debaten en Barcelona sobre cómo preservar el patrimonio tradicional mediterráneo
En la cuenca mediterránea predominan las identidades culturales muy por encima de las culturas del intercambio. Por eso a los países de una y otra orilla les cuesta tanto armar políticas unitarias, solidarias y atentas a un destino común. No fue el del filósofo y sociólogo Sami Naïr un parlamento optimista para abrir la 1ª Conferencia Regional Euromediterránea que, desde el pasado jueves y hasta mañana, debate en Barcelona sobre el presente y el futuro de la arquitectura tradicional. Pero el sociólogo elogió a los aparejadores, urbanistas, arqueólogos y arquitectos técnicos reunidos allí, precisamente por su esforzada tarea de tender puentes.
480 inscritos, procedentes de 30 países mediterráneos: un éxito de convocatoria del programa europeo RehabiMed que ha rehabilitado con pequeñas intervenciones (200.000 euros cada una) cuatro centros urbanos de distinta tipología: las fachadas de la calle Mayor de Lefkara (Chipre), un zoco de artesanos del barrio cairota de Gamaliyyah -donde nació Naguib Mahfuz-, una parte de la medina de Kairoun (Túnez), de notable interés turístico, y unas casas populares de Marraquech en las que viven 150 vecinos.
"No se trata de imponer un modelo desde un lado del Mediterráneo, sino de valorar el patrimonio arquitectónico tradicional y rehabiliarlo para viejas o nuevas funciones", explicar Xavier Casanovas, director de Rehabimed. Esta iniciativa nació al calor de la cumbre euromediterránea de jefes de Estado que tuvo lugar en la capital catalana en 1995. El llamado "proceso de Barcelona" desembocó, tres años más tarde, en la creación de Euromed Heritage, un programa cultural de amplias miras para preservar el patrimonio común mediterráneo. Rehabimed presentó a este organismo sus cuatro proyectos y fueron aprobados. Ahora están prácticamente concluidos y el encuentro de estos días sirve para valorar el trabajo realizado por técnicos de una y otra ribera y proponer iniciativas para los próximos años". La "cultura del intercambio" de Sami Naïr en acción, superando añejos solipsismos identitarios.
"Los técnicos que han trabajado en estos proyectos proceden de 15 países. Se trata de microintervenciones a cuatro niveles patrimoniales -el paisaje urbano, la artesanía y el comercio, el turismo y la exclusión social- realizados con bajo presupuesto. El objetivo es demostrar que determinada rehabilitación puede ser acometida por profesionales del mismo país, por más que sus recursos sean limitados".
Rehabimed tiene su sede en el Colegio de Aparejadores y Arquitectos Técnicos de Barceloma (Caatb, www.rehabimed.net), junto a la Diagonal. Estos días se exponen ahí fotografías del marroquí Fouad Maazouz, ganador de Miradas cruzadas, concurso de fotografías sobre patrimonio mediterráneo convocado por el mismo organismo.
Mientras que en la Europa del Norte la obra nueva y la rehabilitación de edificios se hallan al 50%, en la cuenca mediterránea las cifras se vuelven un 80% de obra nueva contra un 20% de conservación. "Eso significa una atención muy escasa al patrimonio tradicional. Nuestra tarea consiste en realizar un estudio completo para decidir la intervención que conviene hacer. En ese estudio intervienen antropólogos, arqueólos, sociólogos, economistas, técnicos, etcétera. No nos dedicamos a conservar piedras, sino a mejorar las condiciones de vida locales. Y para eso necesitamos funcionar en red", explica Casanovas. A las jornadas barcelonesas han asistido representantes de la Agencia Española de Cooperación Internacional, dependiente de Asuntos Exteriores, que tiene su propio programa de patrimonio y desarrollo. "Desde el ministerio se está dando buen impulso al proceso", reconoce.
Hace unos días, Miguel Ángel Moratinos y otros nueve ministros de Exteriores de países mediterráneos publicaron una carta abierta al nuevo enviado especial para Oriente Próximo, Tony Blair, declarándose dispuestos a ayudarle para obtener la paz en el conflicto israelo-palestino. Sami Naïr respalda la iniciativa: "Si algo puede hacer Europa en la zona es hacer prevalecer el Derecho Internacional para conseguir un mediterráneo pacífico, solidario e independiente". "España está bien colocada para eso por la descentralización territorial de que se ha dotado y que ha favorecido el mestizaje y la integración urbana. Francia nunca ha realizado una reflexión seria y eso ha alimentado microdentidades agrupadas por barrios: los marroquíes aquí, los argelinos allí, los asiáticos más allá. Las sublevaciones de la banlieu en noviembre de 2005 demuestran el fracaso de este modelo", concluye Naïr.
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