El poder de las redes sociales
Irán, Moldavia, China... Twitter provoca a los Gobiernos oscuros
No han puesto un pie en Irán, pero el informático estadounidense Austin Heap y el británico Esko Reinikainen llevan desde el domingo difundiendo en su blog trucos para burlar la censura del Gobierno iraní. Los censores están desbordados. No pueden parar la avalancha de información que llega al mundo entero a través de Twitter.
Esta red social de Internet, que permite enviar fotos y mensajes de hasta 140 caracteres, ha alentado las protestas en las calles de Teherán. "Los ayatolás no han aprendido de lo ocurrido hace meses en Moldavia", dicen los informáticos. Y es que en Moldavia, un pequeño país de Europa Oriental, comenzó lo que se conoce como la revolución twitter.
Las elecciones moldavas del pasado mes de abril no tuvieron mucho eco internacional. Hasta que un grupo de veinteañeros reunido en una cafetería, envalentonado por las arengas de la periodista Natalia Morari, decidió convocar una manifestación a través de Internet para protestar por los resultados de las elecciones que daban como ganador a la formación en el Gobierno, el Partido Comunista.
Los jóvenes y los dirigentes de la oposición creían que se trataba de un pucherazo. "Esperaba que fuesen a quejarse unas 200 personas", cuenta Morari a este periódico. Pero se quedó corta: la protesta se publicitó a través de Twitter y Facebook, y unas 20.000 personas recorrieron las calles de Chisinau, la capital, furiosas por la supuesta trampa de los comunistas. La marcha, que acabó en violentos incidentes, se convirtió en el símbolo de la primera revolución twitter. La periodista Morari, que tiene ahora 25 años, cree que el fallo de los Gobiernos radica en "subestimar las nuevas tecnologías". Internet "hace un mundo más democrático. La democracia es imparable a través de la Red", apunta.
China, gigante, hermética, milenaria y tradicional, también se ha visto afectada. Todo empezó con un fax. En junio de 1989, los estudiantes chinos de la Universidad de Michigan, al conocer las imágenes que daban cuenta de la matanza de Tiananmen, decidieron comprar entre todos un fax. Así comenzaron a enviar a sus familiares y amigos en China las crónicas periodísticas y las fotos que demostraban lo que en realidad estaba pasando. Hoy, 20 años después de la matanza de los estudiantes, el Gobierno de Pekín ha tenido que enfrentarse a otro enemigo mayor y más silencioso que un fax: Internet. Entre los adolescentes chinos se conoce a la censura en Internet como la "Grandiosa Gran Muralla". Si este año la policía ha impedido a los medios extranjeros entrar en la plaza, durante el día del vigésimo aniversario, tanto el relato como imágenes de la matanza han corrido como la pólvora por Twitter o Facebook. La Gran Muralla tiene una grieta.
No es la única. En Guatemala ocurre lo mismo. El abogado Rodrigo Rosemberg, muerto a tiros el 10 de mayo en Guatemala, apareció en un vídeo días después de su asesinato: "Si usted lo está viendo es que he sido asesinado por el presidente". Rosemberg acusaba directamente al presidente Álvaro Colom. La cinta en YouTube suma ya 500.000 visitas. Y Jean Anleu Fernández, estudiante de ingeniería en sistemas, colgó un mensaje con 14 palabras en Twitter instando a retirar el dinero del Banco Banrural, una de las instituciones financieras a las que Rosemberg acusó de corrupción y responsabilizó también de su muerte. El estudiante fue detenido, enjuiciado y encarcelado el mismo día, acusado de provocar "pánico financiero". Todo en un país donde el 98% de los crímenes se queda sin resolver, como el de Rosemberg. Ya en libertad, Fernández explica por correo electrónico que ha cambiado sus hábitos desde que fue encarcelado. "Leo en blogs sobre mi caso, pero me mantengo desconectado. Mi situación es delicada".
El profesor de sistemas de información en IE Business School, Enrique Dans, cree que Twitter es incontrolable. "Es simple y promiscuo. Se puede utilizar desde el ordenador, una cafetería con conexión o desde el móvil. No hablamos de portabilidad de datos: es promiscuidad de información", apunta Dans, autor también de un blog muy popular. "Tiene un ecosistema tan brutal que es incontrolable. También ese es su peligro. Los Gobiernos lo utilizan para enviar mensajes equívocos", explica.
El reto de los activistas informáticos implicados en causas como la de Irán consiste en burlar lo que se conoce como el Muro de Berlín virtual. Los jóvenes rebeldes de estos días convulsos de Irán utilizan en sus ordenadores un programa que hace imposible revelar su identidad. Son los mismos que forman esa gran marea verde en las calles de Teherán. Los mismos que han abierto una fisura en un país conocido por el cerrojazo ideológico de su Gobierno. Una grieta en otra Gran Muralla.
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