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Reportaje:ESCÁNDALO ARMAMENTÍSTICO

¿Rescatar a Grecia para seguir vendiéndole armas?

La fiscalía de Múnich investiga si intermediarios alemanes corrompieron a políticos griegos en una venta de submarinos, mientras Merkel aprobaba ayudas de 22.400 millones de euros

Dos veces por semana durante todo el mes de agosto, unas 20 personas se reunían en el Ministerio de Defensa griego. Altos cargos de la Marina griega, juristas, asesores económicos y funcionarios del Estado, se sentaban junto a directivos de la constructora de submarinos alemana Thyssenkrupp Marine Systems (TKMS) y sus socios de Abu Dhabi Mar (ADM).

Las negociaciones, que todavía continúan, tienen por objeto establecer cuándo y cómo pagará Grecia los millones de euros que debe por la compra de submarinos alemanes, además de decidir el futuro del astillero griego de Skaramanga, amenazado por la quiebra. Paradójicamente, las negociaciones tienen que asegurar que Atenas firme un nuevo contrato para la compra de nuevos submarinos. Todo esto en medio de la peor crisis económica de la historia del país.

"Somos unos hipócritas. Prestamos dinero a Grecia para que nos compre armas", denuncia el eurodiputado Cohn Bendit
El rearme griego se debe en parte a la especie de peculiar guerra fría que mantiene con Turquía, según dice un experto

Los detalles de un negocio que dura ya varios años, la venta de armas de Alemania a Grecia, han llegado a la opinión pública alemana en los últimos meses. Mientras el Gobierno de Angela Merkel aprobaba ayudas de 22.400 millones para contribuir al rescate de Grecia, los fiscales de Múnich comenzaban a investigar a intermediarios alemanes que habrían pagado millones de euros a políticos griegos para asegurarse la venta de submarinos. La investigación, que empezó en mayo, se centra en un contrato entre Berlín y Atenas del año 2000 por la compra de seis submarinos.

Pero la historia continúa. A pesar de la situación desoladora en que se halla Grecia, Alemania (y en parte Francia) quieren seguir vendiéndole armamento. Y Grecia parece dispuesta a comprarlo.

Con 133.000 soldados, Grecia tiene el mayor ejército de los países de la OTAN en proporción a sus habitantes (11 millones). Alemania, poblada por 81 millones de personas, cuenta con 254.000 soldados. Ningún país de Europa invierte tanto dinero per cápita en armas como Grecia. En la última década se calcula que ha gastado 50.000 millones de euros en Defensa. Según un estudio del instituto SIPRI de Estocolmo, Grecia ha sido el quinto mayor comprador de armas en el mundo entre 2005 y 2009.

"Las empresas alemanas, francesas y estadounidenses ganan con estos nuevos contratos con Grecia. Precisamente los Gobiernos de esos países, que en el pasado mayo acudieron al rescate del país de la quiebra, argumentan que tiene que ahorrar todo lo posible", denunciaba el pasado agosto una investigación de Florian Hassel publicada en el diario alemán Welt am Sonntag.

"Existen diversas razones que explican por qué Grecia sigue comprando armas, en este caso submarinos", explica Ottfried Nassauer, director del Centro de Información Berlinés de Seguridad Transatlántica (BITS). "Por un lado, es un problema de la vecindad con Turquía: por eso la Marina griega, que en el pasado ha contado hasta con ocho submarinos, no quiere quedar por debajo de cinco", explica.

Existen también razones históricas. Durante el período de la guerra fría, tanto Atenas como Ankara obtenían sus armas como parte de la ayuda militar o gracias a préstamos a largo plazo con intereses ventajosos. Pero tras la caída del muro de Berlín, "Grecia y Turquía han continuado en una especie de versión propia de la guerra fría", explica Nassauer. Solo ahora se percata Grecia de que tiene que hacerse cargo de estos gastos.

Un estudio del BITS detalla los negocios de armas de los últimos 10 años y ayuda a entender lo ocurrido. El astillero griego de Skaramanga es el más grande del Mediterráneo. Sin embargo, viene registrando pérdidas desde los años ochenta debido a que japoneses, chinos y coreanos producen a precios inferiores. A finales de los años noventa trabajaban aquí 2.000 personas, y varios miles más en tareas de transporte.

Para asegurar estos puestos de trabajo frente a la quiebra inminente, Atenas cedió a una oferta de Howaldtswerke-Werft (HDW), una empresa de Kiel subsidiaria de la alemana TKMSy socia de la también alemana MAN Ferrostaa. En el trato, cerrado en el año 2000, Grecia se comprometía a comprar cuatro submarinos por un valor de 1.850 millones, y los alemanes se comprometían a rescatar el astillero. Como si no fuera suficiente, Atenas suscribió en mayo de 2002, con los mismos socios, otro contrato para renovar tres submarinos de un modelo más antiguo, por un coste total de 985 millones de euros.

En la primavera de 2004, Bruselas amenazó con intervenir la política dilapidadora de Grecia. La agencia estadística Eurostat informó al responsable de Finanzas de la UE que Atenas había enmascarado durante años su déficit, en particular debido a que entre 1997 y 2003 el país gastó en armas 9.000 millones de euros más que antes. Muchas armas habían sido compradas gracias a créditos internacionales y las deudas habían sido ocultadas.

A pesar del escándalo, Grecia siguió comprando armamento, aunque retrasó los pagos. A finales de septiembre de 2009, TKMS anuló todos los contratos con Grecia y declaró que ya no sería responsable del astillero helénico. El pasado 5 de noviembre, la empresa filial de Tyssenkrupp intentó demandar a Grecia ante la Cámara de Comercio Internacional de París.

Mientras en diciembre pasado Grecia caminaba hacia la quiebra, empezaron a circular especulaciones sobre un plan de rescate del país por parte del Fondo Monetario Internacional o de la Unión Europea. Al final de cuentas, los que tendrían que aportar más por su rescate serían Alemania y Francia; por eso, los negocios de armas debían seguir sin detrimento.

El plan de rescate entrañaba una curiosa paradoja: obligaba a Grecia a ahorrar en Defensa, pero al mismo tiempo le exigía respetar los contratos con las empresas de armas. Este acuerdo fue denunciado por Daniel Cohn Bendit, diputado de los Verdes en el Parlamento Europeo, en un discurso en Bruselas. "La culpa de la corrupción política en Grecia es de todos", dijo Cohn Bendit a gritos. "Tenemos que tomar una iniciativa para el desarme de Grecia y Turquía (...) Somos unos hipócritas. En los últimos meses, Francia ha vendido seis fragatas a Grecia por 2.500 millones de euros, y helicópteros por 400 millones; Alemania vendió a Grecia seis submarinos por un total de 1.000 millones de euros. Le prestamos dinero para que nos compre armas", martilleó.

El problema, sin embargo, no es solo que un país tan endeudado siga firmando contratos tan enormes con los mismos países que lo están rescatando. El asunto es que contratos de esta magnitud dejan amplio margen a la corrupción. Y es lo que, según los fiscales de Múnich, ha ocurrido con los submarinos alemanes. "El mercado de armas es por sí mismo una incubadora de corrupción, con enormes cantidades de dinero moviéndose y la necesidad de mantener todo en secreto", explica Nick Witney, experto de Defensa en el Consejo Europeo para las relaciones internacionales.

En ese contexto, la investigación que empezó en mayo pretende verificar si una de las empresas que participaban en la construcción de los submarinos, Ferrostaal AG, autorizó pagos de millones de euros a las autoridades griegas con el fin de lograr las adjudicaciones. Según la fiscalía alemana, Ferrostaal creó falsos contratos de asesores y consultores para encubrir que estaba sobornando a "políticos y responsables de tomar decisiones". Aún no hay acusaciones formales contra los directivos de Ferrostaal. Sin embargo, varios ejecutivos han dimitido y la compañía se expone a pagar multas de hasta 120 millones de euros, si se demostrara su culpabilidad.

Las autoridades griegas están investigando paralelamente todos los contratos de armas realizados por Atenas en los últimos 10 años, por un total de 16.000 millones de euros, para establecer, entre otras cosas, si el país pagó demasiado o aceptó contratos para armas que no necesitaba.

"El problema con los contratos de los submarinos es que es un acuerdo antiguo. Fue firmado en 2000, antes de que Grecia tuviera los problemas económicos actuales. Como todos los contratos, es muy difícil salir de él, y los actores privados tienen todo el derecho a obtener su dinero", analiza Christian Moelling, experto en armas del think tank alemán Stiftung Wissenschaft und Politik (Fundación de Ciencia y Política).

Algo, sin embargo, queda claro: no se trata de viejos problemas. A pesar de todo, Grecia continúa comprando submarinos alemanes. El pasado 18 de marzo, los ministros de Defensa y Finanzas griegos firmaron con TKMS y sus nuevos socios de Abu Dhabi Mar un acuerdo base sobre el astillero de Skaramanga, que vincula otra vez viejas deudas a nuevos submarinos. El contenido de este contrato ha sido publicado en Welt am Sonntag. En virtud de ese documento, Grecia no solo aceptará todos los submarinos que ya han sido construidos, sino que se compromete a comprar dos más, de la misma clase, por un importe de 1.000 millones de euros.

Un submarino alemán U31, durante un ejercicio en el Báltico.
Un submarino alemán U31, durante un ejercicio en el Báltico.REUTERS

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