Felipe VI (en prácticas)
El heredero de la Corona sustituye en actos oficiales a su padre convaleciente, en un ensayo de lo que algún día debe ser su trabajo. Es la primera vez en 42 años que ve desde tan cerca su futuro papel. Don Juan Carlos no piensa en abdicar, quiere llegar hasta el final en el trono
Las normas de palacio, donde hay siempre poco lugar para la innovación, se han visto alteradas por la operación de pulmón a la que el rey Juan Carlos tuvo que someterse. Los servicios de protocolo han tenido que hallar una manera de proceder en una situación inusual: la baja del Monarca por enfermedad. Han buscado fórmulas para encajar el proceder siempre estricto y encorsetado de los actos oficiales. Se han acometido cambios sutiles pero necesarios, cambios en un mundo en el que no gustan las novedades. Y todo ello porque don Juan Carlos es un monarca convaleciente y el Príncipe ejerce como suplente del Rey. Una situación de interinidad que hasta ahora no se había producido. El Rey nunca ha dejado sus poderes de jefe del Estado desde que hace 35 años llegó al trono y no tiene intención de hacerlo. La Reina ha sido quien ha hablado más claro sobre el asunto. "¿Abdicar? ¡Nunca! El Rey no abdicará jamás. A un rey ha de jubilarle la muerte". Así lo contó doña Sofía a la autora del libro La Reina muy de cerca. "Lo deseable" sería que el Rey muriera en su cama. Y además, "ni el Rey está cansado ni el Príncipe, impaciente", aseguraba.
Al ser operado don Juan Carlos, en La Zarzuela no se plantearon una cesión momentánea de sus funciones
Tras dos semanas hospitalizado, don Juan Carlos ya está en La Zarzuela. Se incorporará al trabajo poco a poco
El objetivo del Rey es recuperarse para poder presidir el Día de las Fuerzas Armadas, el próximo día 30
Ni tan siquiera el pasado 8 de mayo se planteó una cesión momentánea de funciones, cuando don Juan Carlos pasó algo más de dos horas bajo los efectos de la anestesia en el hospital Clínic de Barcelona. Y eso pese a que cuando el Rey entró en el quirófano, la inquietud sobre su salud era grande. Las pruebas médicas hacían sospechar a los doctores que don Juan Carlos tenía un cáncer de pulmón. En el chequeo anual al que se somete en la clínica Planas de Barcelona, uno de los especialistas, Laureano Molins López-Rodó, vio que un nódulo que se detectó en 2007 había crecido y tenía actividad. Además, los antecedentes de tabaquismo del paciente contribuían a la alarma. El día 28 se decidió que la operación era necesaria, pero sólo se informó de que el Monarca estaba siendo intervenido cuando llevaba ya 15 minutos anestesiado. La clase política se enteró de la noticia por los medios de comunicación. Solo el presidente del Gobierno estaba en el secreto. El mismo Rey se lo contó días antes y, de común acuerdo, decidieron mantener la agenda de trabajo activa hasta el último minuto. Dio el último apretón de manos al vicepresidente de EE UU, Joe Biden, y se subió a un avión rumbo a Barcelona con la compañía de su médico personal y sus ayudantes. Mariano Rajoy, el jefe de la oposición, y el presidente del Congreso, José Bono, conocieron la noticia cuando el Rey estaba entrando en el quirófano. En cuanto ambos fueron informados por el jefe de la Casa del Rey, Alberto Aza, se difundió el comunicado oficial del palacio de la Zarzuela.
A esa hora, el príncipe de Asturias estaba en Costa Rica para asistir a la toma de posesión de la nueva presidenta, Laura Chinchilla. ¿Por qué don Felipe no suspendió el viaje? La respuesta de la Casa del Rey es rotunda: "No era necesario". El guión escrito en el palacio de la Zarzuela acostumbra a sufrir pocas modificaciones. Cambiar algo supone para el discurrir de la casa dar sensación de "anormalidad". Y para ser normales, la Reina no estaba con don Juan Carlos en el momento en que este entró en quirófano. Tampoco se encontraban sus hijas: Elena concursaba con su caballo en Valencia y Cristina seguía en Estados Unidos, donde reside desde hace un año.
Cuando el Príncipe llegó a Barcelona para visitar a su padre habían transcurrido 24 horas desde la operación. Ya se sabía entonces que el nódulo no era un cáncer. En esos momentos, la consigna era proseguir con la imagen de normalidad. "Cuando le he visto me ha dicho: 'Aquí estoy entero", contó don Felipe que le dijo su padre. Toda una declaración de intenciones sobre el futuro refrendada más tarde por su hija Cristina, que 48 horas después llegaba a la clínica: "Ya le conocéis, está deseando volver a trabajar". Hasta el propio José Luis Rodríguez Zapatero siguió el mismo argumentario, incluso fue más optimista que el resto y pronosticó: "Está bien, está fenomenal y estará en la parte que tiene comprometida con la Cumbre UE y Latinoamérica". Pero no fue así.
El pasado lunes, por primera vez, don Felipe y doña Letizia sustituyeron a don Juan Carlos y a doña Sofía en uno de los actos previstos en la agenda del Rey. El heredero y su esposa ejercieron esa noche de anfitriones de los 16 jefes de Estado y 14 jefes de Gobierno. Lo hicieron en un escenario diseñado por los servicios de protocolo con muchos matices. En lugar de recibir a los invitados en el Salón del Trono, como acostumbran don Juan Carlos y doña Sofía, los Príncipes ejercieron de anfitriones en el Salón de Columnas. El acto fue tan sencillo que el primer ministro belga, Yves Leterme, no se percató de la presencia de don Felipe y doña Letizia y pasó al comedor sin saludarles.
El Príncipe admitió ante los presentes que se sentía "emocionado" ante esta nueva situación. Era la primera vez en 42 años que veía desde tan cerca su futuro papel de rey. Un trabajo al que seguirá aspirando por tiempo indefinido, ya que su padre volverá pronto a la actividad. En este acto tampoco estuvo la Reina, quien, como sucederá el día que se produzca el relevo definitivo, cedió el protagonismo a los herederos. Si el Rey falleciera antes que ella, doña Sofía pasaría a un segundo plano y se convertiría en reina madre. La reina de España sería a partir de ese momento doña Letizia.
El Rey no piensa en abdicar y sólo si él lo desea abandonará el trono. La Constitución, en su artículo 59.2, habla de la posibilidad de un recambio por inhabilitación. "Si el Rey se inhabilitare para el ejercicio de su autoridad y la imposibilidad fuere reconocida por las Cortes Generales, entrará a ejercer inmediatamente la regencia el Príncipe heredero de la Corona, si fuere mayor de edad". Si no lo fuera, la Constitución prevé que el "pariente mayor de edad más próximo a suceder en la Corona, según el orden establecido en la Constitución, entrará a ejercer inmediatamente la regencia y la ejercerá durante el tiempo de la minoría de edad del Rey".
Un portavoz del palacio de la Zarzuela ha señalado que la inhabilitación del Rey, en caso de que fuera necesaria, la pueden solicitar la Casa del Rey o el Gobierno y debe ser aprobada por las Cortes. "En ningún momento de la operación y la convalecencia del Rey se ha considerado necesario aplicar esta fórmula", afirma.
En Europa hay un caso reciente. El rey Harald de Noruega fue operado en 2003 de un cáncer de vejiga. Durante la ausencia del rey, el príncipe heredero Haakon asumió la regencia. Todo ello pese a que los médicos que atendieron a Harald estimaron que la operación era relativamente sencilla y no había motivos para creer que hubiera metástasis. Sin embargo, dos años después, en 2005, el proceso se puso de nuevo en marcha y Haakon sustituyó a su padre cuando este fue operado del corazón. La suplencia duró un par de meses.
En Bélgica sólo hubo un paréntesis en 1990, cuando Balduino renunció a sus poderes constitucionales y pidió una incapacitación de 48 horas al Gobierno de Wilfred Martens para no firmar la nueva ley de interrupción del embarazo, de la que se declaró objetor de conciencia.
Los holandeses ven el relevo en el trono como algo normal desde que la reina Juliana se lo cedió en vida a Beatriz. Ahora Beatriz planea dejárselo en breve a Guillermo.
El miércoles pasado, de nuevo don Felipe suplió al Monarca precisamente en la final de la Copa del Rey de Fútbol que se disputó en el Camp Nou. Antes visitó a su padre, que tras abandonar el hospital Clínic de Barcelona pasó a la clínica Planas. Allí recibió algunos consejos: "Me ha dicho que no tome partido por ningún equipo", bromeó, ya que se sabe que el corazón del Príncipe es rojiblanco.
El Rey siguió el partido desde la clínica Planas. Allí ha trabajado con los fisioterapeutas para recuperar su capacidad pulmonar y su tono físico en general. A don Juan Carlos le abrieron la cavidad pulmonar ante la posibilidad de tenerle que quitar una parte de su pulmón derecho si se hubiera tratado de un cáncer. La salida del hospital en que le operaron se adelantó un par de días porque el Rey quería llamar menos la atención y deseaba estar tranquilo. Esa paz la ha buscado en esa clínica privada a la que acude con cierta asiduidad para seguir tratamientos antienvejecimiento. Durante dos semanas ha sido habitual verle almorzar con sus médicos en el pequeño comedor de la clínica, que solo tiene siete mesas. Eso sí, rodeado de una discreta pero efectiva seguridad que intentó evitar las fotografías o que alguien se le acercara.
El viernes, el Rey obtuvo el alta hospitalaria y regresó al palacio de La Zarzuela para retomar poco a poco su actividad. Ya por la tarde recibió en despacho oficial al presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero. Los médicos le han dado permiso para trabajar algunas horas en el despacho, firmar documentos y presidir cortas audiencias. Pero su gran objetivo es estar recuperado para los actos del Día de las Fuerzas Armadas, que se celebran el domingo próximo. Todo dependerá de su estado físico, ya que el protocolo prevé que el Rey permanezca mucho tiempo de pie.
El Príncipe seguirá parcialmente con la suplencia hasta que el Patrón, como le llaman al Rey en la familia, tome plenamente los mandos. Luego don Felipe volverá a lo suyo, que es seguir preparándose para ser algún día rey con plaza fija como hacen en Europa media docena de herederos, muchos de ellos superados los 40 años.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.