Cuentas demasiado opacas
La jefatura del Estado se financia con varias partidas presupuestarias
El coste del mantenimiento de la jefatura del Estado, es decir, de la Monarquía española, es bastante opaco porque no se financia exclusivamente con la partida "Casa Real de Su Majestad el Rey" que figura en los Presupuestos Generales, como habitualmente se cree, sino también con otras cantidades distribuidas en otros capítulos presupuestarios. El hecho de que esos capítulos no estén suficientemente desglosados hace muy complicada la auténtica contabilidad de la Casa Real. Conste, sin embargo, que el mismo problema de falta de transparencia, en mayor o menor grado, se denuncia en prácticamente todas las casas reales europeas e incluso en algunas presidencias de república, exactamente por los mismos motivos: poco desglose de los gastos y mucha opacidad de las partidas destinadas a ellos.
La Casa Real pactó en 1978 las cantidades que la familia real declararía a Hacienda como ingresos por IRPF
En España, todas las propiedades reales pasaron a Patrimonio Nacional, y la misma tónica se sigue ahora
En el caso de la jefatura del Estado español, la sección 1 de los Presupuestos fija anualmente la cantidad global destinada, según la Constitución, "al sostenimiento de su Familia y Casa", una cantidad que el Rey "distribuye libremente".
En los Presupuestos de 2008, la cifra asciende a 8,6 millones de euros, ligeramente superior a la de 2007 (casi 8,3 millones), pero muy por debajo del incremento que experimentan los gastos del Estado en su conjunto. En la práctica, sin embargo, a esos 8,6 millones de euros habría que sumar, como mínimo, otros 5,9 millones que figuran en la sección del Ministerio de Administraciones Públicas bajo el epígrafe "Apoyo a la gestión administrativa de la jefatura del Estado", y que se destinan al pago de los salarios de buena parte de los empleados de la Casa Real (en la actualidad, 137 de plantilla), que no se sufragan con la primera cantidad.
Tampoco se financia con la partida de la Casa Real el mantenimiento ni el servicio del palacio de la Zarzuela y su predio; ni de la casa en la que habita el príncipe de Asturias; ni el palacio de la Almudaina, con sus jardines, en Palma de Mallorca, en el que la familia real suele pasar su veraneo. Todos esos edificios, como el Palacio Real, El Escorial, La Granja, el palacio del Pardo o el de Riofrío son propiedad de Patrimonio Nacional, que tiene su propio presupuesto (140 millones de euros) para hacer frente a esos gastos. Patrimonio no desglosa su presupuesto según cada palacio, así que no es posible calcular el coste del mantenimiento de los que usan en la actualidad el Rey y su familia.
La familia real española, que procede del exilio, no dispone de propiedades inmuebles ni de terrenos, lo que la hace una familia real bastante insólita en Europa, donde las monarquías fueron acumulando bienes generación tras generación. En España, todas las propiedades reales pasaron en su día a Patrimonio Nacional, y la misma tónica se sigue en la actualidad, lo que tiene inconvenientes (los Reyes no vendieron el palacio que les regaló a título personal el rey de Jordania, sino que lo entregaron al Estado), pero también algunas ventajas. Por ejemplo, si un grupo de industriales baleares decide regalar al Rey un yate, no se plantea un problema de oportunidad. porque el barco pasa a ser inmediatamente propiedad de Patrimonio Nacional, que además se encarga en lo sucesivo de su mantenimiento, aunque sea de uso exclusivo de la familia real.
Lo mismo que sucede con los palacios y edificios, ocurre con los vehículos de que dispone la familia real. Es el Parque Móvil del Estado el que se hace cargo del mantenimiento de los distintos automóviles que utiliza el Rey, pero no ofrece ningún desglose de sus gastos, por lo que no es posible calcular qué pequeña parte de su presupuesto (52 millones de euros) está destinada a la Casa Real. Tanto el Rey como la Reina, los príncipes de Asturias y las infantas disponen de coches de propiedad particular, pero, en ese caso, pagan de su bolsillo los gastos de seguro y mantenimiento.
Por último, a la hora de calcular los costes de la jefatura del Estado, habría que tener en cuenta que la partida "Casa Real" no incluye los gastos derivados de los viajes de Estado que realiza el Rey o su familia, y que corren por cuenta del Ministerio de Asuntos Exteriores.
De la partida de 8,6 millones de euros destinada a la Casa Real sale, en realidad, un número de gastos muy concreto, especialmente los relacionados con sueldos de los altos cargos de la Casa: el jefe, que tiene categoría de ministro, y el secretario general (secretario de Estado), así como los responsables de los gabinetes de coordinación (con unos 25 empleados); la secretaría de la Reina, que atiende también a las infantas (suelen trabajar ahí entre 10 y 12 personas); la secretaría del príncipe de Asturias (unas 15); la Jefatura de Medios de Comunicación; el departamento de protocolo, el de seguridad, y los responsables de los servicios de administración, informática y personal. El jefe del Cuarto Militar (un teniente general) y los ayudantes (con categoría de teniente coronel para el Rey y de comandante para el Príncipe) pertenecen al Ministerio de Defensa.
De esos 8,6 millones de euros salen también los "complementos" de sueldo que entrega la Casa Real a los funcionarios que pagan otros ministerios. Y sobre todo, las cantidades que reciben el Rey, la Reina y el príncipe de Asturias, y de las que disponen libremente, así como las cantidades que el Rey dispone que se entreguen a las infantas por su trabajo de representación de la jefatura del Estado o de la Corona, en diferentes actos y situaciones. La Casa Real española, como las de casi todas las monarquías europeas, pactó en 1978 las cantidades que todos los miembros de la familia real, el Rey y la Reina incluidos, declararían a Hacienda, como ingresos por IRPF, de forma equivalente al del resto de los ciudadanos. Esas cantidades se revisaron en 1988 y, quizá, en fecha posterior, aunque no ha sido posible confirmarlo. Por supuesto, los Reyes y sus hijos declaran también por patrimonio y tributan por su fortuna personal, sin ningún tipo de excepción o privilegio respecto a las normas en vigor en cada momento. En la Casa Real no ocultan que algún miembro de la familia real ha recibido una declaración complementaria por parte de Hacienda, por pequeños detalles.
Aunque es complicado hacer comparaciones equilibradas con el coste de otras monarquías europeas o incluso de algunas presidencias de república, quizá resulte interesante saber las cantidades que se declaran formalmente en unos y otros casos. La familia real británica recibe 50,6 millones de euros al año, una cifra que no incluye los costes de su seguridad, pero sí los salarios de las personas declaradas en una Lista Civil (14,4 millones de euros), y las ayudas para el mantenimiento de sus palacios, viajes y comunicaciones (27,5 millones de euros). El duque de Edimburgo recibe directamente más de medio millón de euros para sus gastos personales. El sistema británico es muy especial porque la reina recibe otras cantidades (por ejemplo, las que obtiene de sus posesiones en el ducado de Lancaster, más de ocho millones de euros anuales) y el príncipe Carlos cuenta con importantes ingresos personales (por ejemplo, casi 11 millones de euros anuales únicamente por sus posesiones en el ducado de Cornwall), algo que sería inconcebible y radicalmente rechazado en España o en los países nórdicos.
Más lógico parece el sistema de financiación de la monarquía holandesa, que destinó el año pasado 4,2 millones de euros a los gastos (costes de su personal incluidos) de la reina Beatriz; 1,1 millones a los del príncipe heredero, Guillermo, y 893.000 a los de su esposa, la princesa Máxima. Por supuesto, estas cantidades no incluyen la seguridad ni el mantenimiento de los palacios que usan, ni los viajes ni transportes. En el caso de Suecia, el Gobierno decidió precisamente este año aumentar notablemente los gastos de la corona, que han pasado a ser de 11,6 millones de euros. Con eso se mantiene el staff y se sufragan gastos corrientes de palacio. El mantenimiento de los edificios corresponde al Estado.
La monarquía holandesa pasa por ser una de las más ricas del mundo, con una fortuna personal valorada por la revista Eurobusiness en más de 2.000 millones de libras esterlinas, incluida una cartera importantísima de la Royal Duch / Shell Group. La monarquía sueca parece menos rica, pero en cualquier caso la fortuna personal del rey rondaría los 14 millones de euros. Eurobussiness nunca valoró la fortuna del rey de España, pero consideró que, dado que no heredó grandes posesiones en edificios, ni en terrenos, ni en joyas, debería situarse entre las menos importantes de las monarquías europeas. Nadie duda de que el rey de España podría vivir "muy decorosamente" de sus rentas, es decir, de las inversiones que ha ido realizando a lo largo de estos años.
La comparación con el coste de la presidencia de la República Francesa no resulta muy justa porque el presidente de Francia asume infinidad de funciones ejecutivas, parecidas a las del presidente de Estados Unidos. La comparación más adecuada podría ser con la jefatura de Estado de Italia, cuyos gastos son aún más opacos que los de la Corona española, pero que se sitúan bastante por encima: casi doscientos millones de euros en 2007, con los que, entre otras cosas, se pagan los sueldos de más de 900 empleados. -
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