Capaces de amortiguar la crisis
El norte de África ha encajado bien la crisis. Su crecimiento apenas se ha recortado. Se sitúa desde 2008 alrededor del 4%, solo algo más de un punto por debajo del lustro esplendoroso (2003-2008) en el que llegó a rebasar el 5% anual.
Durante esos años, Argelia y Libia se beneficiaron del aumento del precio de los hidrocarburos, mientras que Marruecos y Túnez sacaron provecho de unas reformas que consiguieron, entre otras cosas, diversificar sus exportaciones, así como del auge del turismo.
Después llegó la crisis, que apenas les rozó. Si el golpe fue suave es porque el Gran Magreb no acaba de hacer los deberes. Sus economías, sobre todo las de Argelia y Libia, no son de las más abiertas; el sector público sigue siendo hegemónico, y su dependencia de los flujos de capital extranjero es escasa. Marruecos tomó además medidas fiscales para paliar los efectos de la crisis. Argelia y Libia siguen practicando el monocultivo de los hidrocarburos, que representan el 45% y el 71% de su PIB y el 98% de sus exportaciones.
A lo largo de la década que ahora concluye, Marruecos ha crecido un 62,62%, según el FMI, y por su peso ocupa ahora casi el mismo puesto en la clasificación mundial (el 60 en lugar del 57) que en 2000. Argelia creció menos (45,4%) y se mantiene también estable en el ranking mundial (49 en lugar de 48).
¿Cómo se presenta el futuro? "En los próximos años, una fuerte demanda interna combinada con la recuperación de las exportaciones impulsarán probablemente el crecimiento del PIB a niveles similares previos a la crisis", vaticina un informe de la unidad de investigación del Deutsche Bank.
Más al este, en Oriente Próximo, la catástrofe financiera mundial de 2008 apenas afectó a los países árabes. Solo Dubai y algunos de sus bancos se vieron implicados gravemente en el torbellino. Se trata en gran medida de economías con un enorme peso de sectores agrícolas aún muy atrasados, con sectores de servicios todavía incipientes, aunque en expansión en capitales como Dubai, Beirut o Ammán -en estas dos últimas, la fiebre constructora es altísima-, y con unas industrias paupérrimas. El potencial para el crecimiento es elevado, pero algunos países o territorios (Siria, Irán, Irak, Gaza) sufren bloqueos o sanciones comerciales de los países occidentales que lastran el despegue.
Qatar e Israel, que goza de una próspera economía basada en buena medida en la investigación y el desarrollo -nada que ver con los modelos de la región- son los islotes. El emirato ha desbancado en la última década a Luxemburgo como el país con el mayor PIB per cápita del mundo, muestra de los pingües beneficios que proporciona la exportación de petróleo en Oriente Próximo y de gas en el caso qatarí. El crecimiento económico de este emirato desde el año 2000 supera el 250%, muy por encima del promedio del 73,08% que han crecido las economías de Líbano, Emiratos Árabes Unidos, Kuwait, Bahrein, Jordania, Qatar, Omán, Irán, Siria, Arabia Saudí, Egipto, Yemen e Irán. Irak, devastado por la guerra, ni siquiera aparece en las estadísticas del FMI. -
Muchas tareas
- La escasa apertura de las economías de la zona la ha protegido de la crisis financiera, pero impide mayores avances.
- El potencial de crecimiento es elevado, pero hay una fuerte dependencia del capital extranjero y del sector público.
- Los hidrocarburos han proporcionado a muchos países un fuerte incremento de la renta.
- Irak, devastado, ni siquiera aparece en las estadísticas.
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