Una web a la medida de tu ego

No está todo dicho en materia de redes sociales. Con una idea original, por simple que sea, un proyecto de enfoque global y unas herramientas que lo impulsen viralmente, el éxito es posible. Es el caso de Formspring, una web creada el pasado noviembre que ya es uno de los fenómenos online de la temporada.

Se trata de una página tremendamente sencilla en la que cualquiera, incluso —o sobre todo— de manera anónima, puede hacer preguntas y enviar comentarios a tu perfil. Sin más. "El germen de Formspring está en otra web que creamos en 2006, Formstack, pensada para que distintas empresas pudiesen consultar dudas entre ellas", explica John Wechsler, presidente de Formspring y fundador junto a Ade Olonoh. "El verano de 2009 nos dimos cuenta de que diversos bloggers estaban usando Formstack para hacerse preguntas entre ellos, como mera herramienta de ocio. De ahí surgió la idea de crear Formspring, una página de preguntas y respuestas capaz de generar debates y conversaciones sobre cualquier tema".

"Te hace escribir y reaccionar, y eso en la era del 'me gusta' ya es mucho"

Íñigo Féliz Marzo, usuario y diseñador de moda, nos da una de las claves del éxito de la web: "Aquello de que una imagen vale más que mil palabras es muy cuestionable. Formspring es una red social en la que, por fin, el texto es lo importante, por encima de la imagen". Con él coincide Luna Miguel, joven escritora y una de las personalidades de Formspring más populares en España: "Es una plataforma más literaria, más jugosa. Te hace escribir y reaccionar, y eso en la era del 'me gusta' ya es mucho".

El pasado enero, los geeks del Internet más underground se abrían perfiles en la página. Dos meses después, está web, creada en Indiana (EE UU), se trasladaba a San Francisco y se convertía en trending topic gracias a dos piezas clave: Facebook y Twitter. A través de ellas, cada pregunta respondida en Formspring podía ser vista por miles de personas al mismo tiempo.

Miguel Agnes, usuario y realizador de videoclips, tardó unos tres días en decidir abrir un perfil. "Me daba un poco de vértigo: ¿y si no me preguntaba nadie? Finalmente, aparté la falsa modestia y decidí premiar a mi ego". Usando Formspring se experimenta el grado de adicción y la tendencia que muchos tienen a hablar de sí mismos, así como la intención de comprobar los límites de la exposición pública en la era de la fama rápida de Internet. Respondiendo sus preguntas, uno juega a ser uno de esos personajes de actualidad que participan en los encuentros digitales que hacen todas las versiones online de los diarios.

"El hecho de que alguien quiera seguir tu consejo te hace sentir importante, pero yo me abrí un perfil en Formspring básicamente porque me apetecía experimentar con las posibilidades literarias de esta herramienta y, bueno, también porque yo me apunto a todo", razona Luna Miguel. Para Miguel Agnes se trata esencialmente de una nueva manera de intercambio cultural: "La página está plagada de música oculta, películas invisibles, literatura underground y cómics imprescindibles".

Los medios que se hicieron eco del fenómeno la pasada primavera subrayaron que la posibilidad que ofrece Formspring de preguntar u opinar anónimamente —presumiblemente, su razón de ser— es una invitación masiva al insulto gratuito. Uno del que, además, se sale totalmente impune. "Gracias a Dios, el uso de ciberbullying es una parte mínima de los 135 millones de personas que han visitado nuestro site desde que lo creamos", defiende Wechsler. "Además, en Formspring hay opción para deshabilitar las preguntas anónimas permitiendo solo aquellas que vienen de perfiles conocidos".

"Formspring acabará desinflándose, no cabe duda, pero, hoy por hoy, está divertidísimo", concluye Miguel Agnes. Con 16 millones de usuarios y 40 millones de visitas al mes, la plataforma sigue creciendo y acercando nuestro avatar virtual a nuestra persona real, pero… ¿lograremos realmente conocernos mejor a través de sus preguntas? Por algo en Twitter ya le llaman Freudspring.