Los peligros de una vida en público
La fiesta en Nueva York se acabó con el cambio de siglo. El 11-S marcó un punto de inflexión irrevocable. Pero antes, la madrugada milenarista del 1 de enero de 2001, 100 personas daban rienda suelta a la celebración más impúdica e histérica. Tras 30 días de encierro en un búnker de la ciudad, eran desalojadas por la policía. Acababa así Quiet: We live in public, un experimento orwelliano 2.0 comandado por Josh Harris, un geek autodefinido como "el Warhol de la era digital".
Este lumbreras se hizo millonario antes de que estallara la burbuja web montando proyectos como Pseudo.com, la primera red televisiva online. Ondi Timoner era por entonces una joven realizadora que buscaba financiación para continuar uno de sus personalísimos proyectos: acreditar el resquebrajamiento de la amistad entre dos bandas rock que lo prometían todo y quedaron en nada, The Brian Jonestown Massacre y The Dandy Warhols (la cinta, Dig!, vería la luz en 2004 y recibiría el gran premio del jurado en Sundance). "Josh Harris pagaba una pasta obscena por hacer programas online que no podía ver casi nadie porque aún no existía la banda ancha", recuerda.
"La privacidad ha muerto. Todo el mundo lo sabe y nadie quiere admitirlo"
Cuando Harris montó Quiet, pidió a Timoner que documentara todo. Los participantes, que no podían salir al exterior, tenían una cámara instalada en sus celdillas y un monitor para ver qué ocurría en cualquiera de las otras. Una metáfora viviente de la era de sobreexposición pública que se nos avecinaba que acabó yéndosele de las manos.
Todo se puede ver en We live in public, el documental que se emite en rotación en Canal + Xtra y con el que Timoner se hizo de nuevo con el gran premio del jurado en Sundance en 2009. "Cuando el experimento acabó, Harris, desquiciado, me despidió y se quedó todo lo que había grabado", dice Timoner, que ahora está preparando un biopic sobre Robert Mapplethorpe con el ubicuo James Franco como protagonista.
Por fortuna, se reencontró con Harris, que perseveró en su idea de vivir en público. A los pocos meses, había montado con su novia, Tanya Corrin, un estudio casero con 30 cámaras (incluida una dentro del retrete) y 60 micrófonos, convirtiéndose, posiblemente, en la primera pareja online. La gente podía chatear con ellos y posicionarse en sus disputas cotidianas. A los 80 días, ella le dejó por no poder soportarlo, y él, arruinado económicamente, se retiró a una granja de manzanas. "Más que el retrato del pionero de Internet que nadie conocía, la película es un retrato de nosotros mismos", explica la directora. "Me animó a completarla la explosión de Facebook. Estamos todos tan dispuestos a exponernos en la Red que no somos conscientes de su lado oscuro. El mundo virtual nos ha conquistado: somos adictos. Yo tengo una hija pequeña y he impuesto en mi casa un día de sabbat digital a la semana".
El documental acaba con Harris en Etiopía, semirretirado, dando clases de
basket a chavales desfavorecidos. Pero tan pronto como ganó el premio en Sundance, regresó a EE UU para recuperar
su cetro internáutico. Ahora vive en Brooklyn, desde donde nos cuenta vía Skype: "La privacidad ha muerto. Todo el mundo lo sabe, pero nadie quiere admi-
tirlo. Si tu Gobierno quiere saber dónde estás ahora mismo, no tiene más que rastrear tu conexión a Internet. Hasta ahora es el Gobierno quien ha administrado ese control. Incluso hemos visto cómo la Casa Blanca seguía en directo el asesinato del enemigo número uno. El mundo comercial también acabará tomando posesión de esos mismo poderes porque, para optar a ciertos recursos o derechos, la gente permitirá que las marcas se inmiscuyan en su vida de una manera más directa".
Y con esto anuncia el proyecto online que busca financiar actualmente, The wired city: "Miles de estudios caseros conectados entre sí y que interactúan unos con otros. Cuanta más gente se enganche a tus emisiones, más privilegios administrativos adquieres. Puedes cenar cada día con quienes tú elijas. Y como en El show de Truman, lo que comas estará patrocinado, solo que tú estarás sacando beneficio con ello. Al dormir puedes promocionar sábanas. Hasta el papel higiénico puede ser tu sponsor". ¿Y por qué habría de funcionar algo así? "Pregunta a tus lectores cuántos van con el portátil al baño y ahí tendrás tu respuesta". A muchos les costará entenderlo, pero si este hombre tuvo razón antes, puede que acabemos dándosela de nuevo.
La próxima emisión de We live in public es el jueves 19 de mayo, a las 18.25, en Canal + Xtra.
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