Entre el ojo y lo mirado
Ahondar en el concepto del espacio intermedio, acuñado por el filósofo francés Jacques Rancière, es el punto de partida de la muestra que puede verse en el MACUF de A Coruña. Más allá del pretexto elegido para agrupar las obras de un puñado de artistas de inquietudes y trayectoria muy diversa, lo más interesante es poder admirar un buen número de piezas que nos acercan al universo creativo de artistas tan reconocidos como la iraní Shirin Neshat, la egipcia Ghada Amer o el malagueño Rogelio López Cuenca.
Los comisarios Mónica Maneiro y David Barro plantean una reflexión sobre la existencia de un espacio intermedio entre el espectador y la obra de arte en el que precisamente habita el arte contemporáneo. Cada uno de los artistas que participan en la muestra incluyen conceptos en sus piezas que permitirían reforzar esta conclusión. Además de los ya citados, también están presentes el gallego Rubén Ramos Balsa y el iraní Rheza Farkhondeh.
El espacio intermedio
Museo de Arte Contemporáneo Unión Fenosa (MACUF)
Avenida de Arteixo, 171. A Coruña
Hasta el 15 de octubre
El poder de fascinación que conserva la imagen se hace patente en las piezas de Shirin Neshat. La artista logra atraer al espectador por la belleza estética de sus fotografías y vídeos, pero, al mismo tiempo, plantea en ellos cuestiones tan importantes como la religión o el papel de la mujer en el mundo árabe. Las referencias a su condición de emigrante (reside desde muy joven en Estados Unidos) también aparece en sus fotografías y vídeos, llenas de símbolos de espacios de huida: desiertos, el mar, etcétera.
La tensión entre el universo masculino y femenino que aparece en la obra de Neshat también está presente en los dibujos realizados conjuntamente por Ghada Amer y Rheza Farkhondeh. Los dibujos de mujeres tomados del lenguaje de la pornografía y pasados por el tamiz de Amer y los jardines dibujados por Farkhondeh conviven en forma de díptico o superposición en un mismo cuadro.
Por su parte, Rogelio López Cuenca es el artista en quien puede verse más claramente las huellas de la filosofía de Rancière, quien defiende la necesidad de que el arte reimplante su componente política para conseguir liberarse de las imposiciones del mercado. López Cuenca investiga en el espacio intermedio existente entre las imágenes y los símbolos y crea un gran archivo de imágenes que utiliza para cuestionar el valor que solemos atribuir a las mismas y para ofrecer una visión crítica de los acontecimientos actuales.
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