Sin Ítaca. Memorias 1940-1975

Memorias. La virtud mayor de este inesperado memorialista es la generosidad: este libro está escrito pensando en los demás mucho más que en él mismo, aunque también emerjan las razones para "suscitar ideología jurídica de izquierdas". Lo hace especial la metódica reconstrucción de la "sociedad tradicional" de la posguerra, y en su caso la burguesía católica y conservadora de industriales en progresivo declive e intolerante con la independencia ética e ideológica del retoño. Capella fue en los años cincuenta un vocacional estudiante de derecho y de filosofía -y hoy es un activo catedrático emérito de Filosofía del Derecho- y es un atípico comunista con formación universitaria en Francia, además de autor de la biografía intelectual más completa de Manuel Sacristán (2005). Sin Ítaca termina hacia 1975 porque quiere ayudar a entender a los demás las condiciones de lo real bajo la dictadura de Franco sin incurrir en la simpleza de tantos que la vivieron y creen que haberla vivido equivale a conocerla. Ni todos los profesores que tuvo en Barcelona fueron inútiles totales -no desde luego Ángel Latorre pero tampoco Luño Peña- ni la experiencia formativa fuera y dentro de la familia comunista está sólo nimbada por el mito y la magia (y hay retratos crudos de Peces-Barba o de Solé Tura o análisis desapacibles sobre el PCE y PSUC). Pero en pocos lugares se cuenta tan bien el miedo a la policía secreta franquista o la particular alquimia de elitismo intelectual exigente y compromiso político antifranquista. E igualmente franca es la inexperiencia ética y sentimental de quienes crecieron allí: su novia francesa le insinúa que la bisexualidad puede no ser nada malo, y él de poco se desmaya porque al muchacho de 20 años en 1962 ni se le pasó por la cabeza que existiese la bisexualidad...