La violencia sacude la Copa de África
Antes de comenzar mañana el torneo, un grupo separatista de Angola acribilla al autobús de Togo, mata al conductor y hiere a dos jugadores - La confederación africana dice que se jugará
Un grupo separatista angoleño ametralló ayer, a las 15.15 hora local, al autobús de la selección de fútbol de Togo, cuando cruzaba la frontera entre Congo y Angola, donde desde mañana se disputa la Copa de África. En el ataque resultó muerto el conductor del autobús, de nacionalidad angoleña, y hubo seis heridos: los jugadores Pontivy Obilale y Vaslui Akakpo, un ayudante del entrenador, un directivo, un médico y un periodista que iba en la expedición. Los heridos se encuentran en el hospital de Cabinda, la sede del equipo de Togo que se preparaba para la Copa de África. Según la televisión local de Togo, el portero Obilale está gravemente herido. Las heridas de éste y del otro jugador, Akapko, se centran en el pecho y estómago. A ambos les operaron ayer.
"Han sido los 20 minutos peores de mi vida", cuenta Adebayor
El incidente supone no sólo un mazazo para Angola, que desde el domingo centra parte de las miradas del fútbol mundial, sino también para el continente africano, que ya vivió enfrentamientos entre los seguidores de Egipto y Argelia en la eliminatoria clasificatoria para el Mundial, y que el próximo verano, en Suráfrica, acoge el primer gran torneo mundialista que se celebra en el continente.
El ataque se produjo a pesar de que el autobús de la selección estaba custodiado por cuatro coches del ejército angoleño. Fueron ametrallados durante 20 minutos por un grupo de una decena de encapuchados que portaban un gran número de metralletas, según los testigos. El delantero Emmanuel Adebayor, la estrella del Manchester City, vio "algo raro" y dio un aviso, pero era demasiado tarde, según contó el delantero del Nantes Thomas Dossevi.
"Nos estaban esperando y en el peor momento nos dispararon sin avisar", narró Dossevi. "Ha sido increíble. Por lo menos 20 minutos de tiros y heridos en el autobús. Había restos de sangre por los asientos y las ventanas... Nos ametrallaron como a perros y permanecimos escondidos debajo de nuestros asientos para eludir las balas", añadió. "Fue terrorífico", declaró Adebayor a la cadena francesa Infosport. "Yo nunca había vivido una experiencia así. Han sido los 20 minutos peores de mi vida. No puedo decir más...". El delantero del City hubo de ser atendido de una crisis de nervios y ansiedad en el hospital.
La Confederación Africana de Fútbol (CAF) se reunió ayer en Luanda y decidió que el torneo se va a disputar pese a la gravedad de los hechos. La preocupación, sin embargo, se extendió entre las delegaciones presentes en la Copa de África, que redoblaron la vigilancia en todos los hoteles y las sedes del torneo.
"Nadie quiere jugar ahora", dijo el centrocampista del Grenoble Alaixys Romao. "Estamos pensando en la salud de nuestros heridos porque hay mucha sangre en el suelo. Han sido llevados a diferentes hospitales. Estamos pensando en la gente a la que amamos porque podría haber sido el final para todos nosotros".
Antes del ataque, Adebayor esperaba con ansiedad el partido ante la gran favorita, Costa de Marfil, previsto para el día 19 en la última jornada del grupo B. "Tengo que reconocer que en mi país llevan tres o cuatro años esperando el partido contra Costa de Marfil", dijo Adebayor en el diario The Sun. "Yo seré el rey de África", añadió al preguntarle por su rival Didier Drogba.
El Frente de Liberación del Enclave de Cabinda (FLEC) reivindicó ayer el atentado. En su comunicado, el grupo separatista señala que el objetivo del ataque eran los militares que custodiaban a la selección togolesa, y asegura que causó un muerto y tres heridos "a las filas enemigas". El FLEC reclama la independencia de un enclave estratégico, con unos 265.000 habitantes, fronterizo con los dos Congo y sin unión territorial con la República de Angola, a la que pertenece. El petróleo extraído de Cabinda representa el 70% del crudo que exporta el país.
La decisión del Gobierno del presidente Dos Santos de elegir la ciudad de Cabinda como una de las cuatro sedes de la Copa fue considerada como una provocación por el FLEC y fue una oportunidad de oro para dar una señal al mundo que la organización separatista de Cabinda sigue viva.
El atentado no solo daña a la Copa de África sino al deporte africano en general. No es un episodio aislado. Hace dos años, el rally París-Dakar ya fue desterrado de África por las amenazas terroristas. Y en noviembre pasado, hubo graves altercados en un partido clasificatorio para el Mundial entre Argelia y Egipto.
La FIFA emitió un comunicado en el que dice que "espera" que la Confederación Africana de Fútbol (CAF) le remita "un informe completo de la situación". La federación togolesa, bajo presión de la CAF, se inclina por seguir en la competición. "Nuestra prioridad es la seguridad de los jugadores, pero el torneo seguirá adelante", dijo ayer el portavoz de la CAF, Suleimanu Habubu. Los jugadores discrepan. El ex internacional togolés Koffi Fiawoo declaró ayer en Radio Montecarlo que se había puesto en contacto con sus ex compañeros: "Quieren regresar a casa cuanto antes".
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