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OPINIÓN
Columna
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La astucia del lince

La Conferencia Episcopal ha utilizado el periodo cuaresmal para lanzar una espectacular campaña preventiva contra el embrionario -valga la coincidencia- anteproyecto del Gobierno para modificar la ley del aborto aprobada hace 24 años. El portavoz y secretario general de la Conferencia Episcopal, Juan Antonio Martínez Camino (premiado recientemente con un obispado por sus briosas críticas a la política del Gobierno durante la anterior legislatura), mostró el pasado lunes a la prensa un cartel de anticuado diseño con las imágenes de una cría de lince ibérico ("protegido") y de un niño a gatas ("¿y yo?"), bajo el rótulo común ¡Protege mi vida!, para anunciar la jornada por la vida del 25 de marzo.

Los obispos lanzan una provocadora campaña publicitaria sobre la modificación de la ley del aborto

Al día siguiente fue presentada una Declaración de Madrid firmada por académicos, investigadores, catedráticos y profesores universitarios que muestran su disconformidad con el aborto -en general- y con las modificaciones -en particular- a la ley de 1985 sugeridas el pasado 18 de febrero por la subcomisión parlamentaria de la Comisión de Igualdad del Congreso. El precalentamiento en la banda de los aguerridos componentes del equipo habitual de agit-prop eclesiástico antes de que el Consejo de Ministros hubiese enviado el proyecto de ley de reforma a las Cortes da fundamentos para suponer que la Conferencia Episcopal se apresta a ensordecer de nuevo a la opinión pública con las atronadoras tamborradas dirigidas en el pasado contra la autonomía del Estado aconfesional en un sistema democrático para legislar sobre el divorcio, el matrimonio homosexual, la educación cívica o las investigaciones con células madre.

La campaña propagandística basada en las imágenes de la cría del lince ibérico protegida y del niño dejado en manos de criminales incluye la pegada voluntaria en las paredes de las parroquias y los centros católicos de 30.000 carteles y el alquiler de 1.500 vallas publicitarias en las calles españolas. No se sabe todavía si la compra de espacios incluirá a la prensa, la radio y la televisión; también se ignora la cuantía exacta de unos gastos financiados con unos ingresos procedentes, en abrumadora mayoría, de los fondos presupuestarios donados a la Iglesia que el Gobierno de Zapatero elevó durante la pasada legislatura a iniciativa de su vicepresidenta, en la ingenua creencia de que la medida serviría para suavizar la hostilidad del Estado vaticano y de su enclave episcopal en España.

La presencia en el cartel de una cría protegida del lince ibérico no implica la súbita conversión de la Conferencia Episcopal a las ideas de José Ferrater Mora o de Peter Singer a favor de la extensión de la ética a los derechos de los animales. La burda, falsaria y provocadora campaña eclesiástica sólo pretende equiparar la interrupción voluntaria del embarazo previa al parto con el infanticidio posterior al nacimiento: la torpe confusión entre el nasciturus cuya gestación queda interrumpida y el rollizo niño del cartel andando a gatas es un venenoso acto mal intencionado. -

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