El agua sigue sin llegar a Carranza
Vizcaya no logra resolver el abastecimiento después de 15 años y 17 millones gastados - Los vecinos se que quejan de la falta de una planificación correcta
Más de 15 años de estudios y proyectos elaborados y casi 17 millones de euros invertidos hasta ahora, pero Carranza, el municipio más aislado de Vizcaya, con 46 barrios sobre una superficie de 138 kilómetros cuadrados en los que viven poco más de 2.800 personas, es la única zona en Euskadi con problemas periódicos de abastecimiento de agua.
¿Qué ocurre cuando desde 1995 se han ejecutado hasta 13 infraestructuras, entre ellas una balsa de almacenamiento y tres plantas de tratamiento de agua potable? "Son muchos barrios con unas calidades de agua totalmente distinta y en la balsa de La Cerroja se cometió un error que ha provocado fugas", explica Iñigo Ansola, director de Aguas de la Diputación de Vizcaya. "No ha habido una visión global del problema del agua y se ha intentando hacerlo a base de cemento. Habría bastado con evitar la contaminación de los acuíferos del ganado y proteger la turbera del Zalama", asegura un experto. "Ha faltado una correcta planificación ni tampoco un control de todo ese dinero invertido", critica Rafael Arriola, de la plataforma Karrantza Naturala.
Ninguna otra zona de Euskadi sufre una falta de suministro de forma periódica
La única balsa tiene fugas desde 1999 y la segunda lleva tres años de obras
El caso es que las restricciones de agua se suceden todos los veranos -en 2003 se produjeron cortes de hasta 21 horas diarias durante varias jornadas- y la botella de agua mineral es un producto de primera necesidad, pese a que se trata de una zona con precipitaciones anuales de más de 1.000 litros por metro cuadrado, que en algunos sitios del valle de Carranza llegan a superar los 2.000 litros. La Diputación empezó a realizar infraestructuras a principios de los noventa y en 1999 presentó la balsa de La Cerroja, con una capacidad de 300.000 metros cúbicos, como la solución a todos los problemas de abastecimiento. Diez años después, el embalse sigue con fugas de agua de tal volumen que se ha tenido que colocar una bomba que recoja lo perdido para devolverlo de nuevo a la balsa.
El director de Aguas asegura que el problema se resolverá ya que "se cometió un error al construir una torre en el interior de la balsa para captar el agua. En la unión de la superficie de la balsa con las paredes de la torre, se producían las fugas. Se va a eliminar esa torre y así la superficie será uniforme".
Ante los fallos en La Cerroja, se decidió levantar otra balsa, la de La Argañeda, pero se halla en construcción desde hace tres años por los problemas de estabilización del terreno. "El estudio de alternativas se hizo mal y ya se decía que podía haber ese tipo de problemas", señala un especialista. La Diputación asegura que se eligió tras varios estudios geológicos, pero que existía una "falla milenaria que era imposible de detectar". Y se construyó una depuradora en Matienzo que casi no se utiliza, ya que el agua contiene metales de hierro y contaminantes de los purines del ganado.
Y es que en el valle del Carranza pastan cerca de 15.000 cabezas de ganado, cuyos desechos -los denominados purines, con una capacidad contaminante 100 veces superior a la de las aguas residuales urbanas- acaban en los acuíferos de la comarca. Desde hace varios años se ha anunciado la construcción de una planta de purines con una inversión de 10 millones de euros, pero las obras siguen sin empezar y se han comprado hasta cuatro terrenos para su ubicación. "El inicio de las obras va a ser inminente", anuncia el director foral de Aguas, quien califica esta infraestructura como "fundamental".
El representante de Karrantza Naturala censura el retraso en la planta de purines y que no se haya exigido "el cumplimiento medioambiental" a los dueños del ganado.
"El ciclo del agua", explica el experto, "no se puede resolver sólo con obras hidráulicas ni el agua se puede encerrar sólo en balsas y en depuradoras". Para la Diputación la ejecución de estas infraestructuras "es por algo. No se puede depender sólo de una captación, que puede aportar cantidad, pero no la calidad necesaria debido a las explotaciones ganaderas existentes", expone el director de Aguas.
Los planes hasta 2012 prevén invertir cerca de otros 14 millones, fundamentalmente en una nueva planta de tratamiento y una depuradora de aguas residuales. Así, garantizar el agua en Carranza habrá costado casi 30 millones, más de 10.700 euros por cada vecino.
"Y ahora plantean una nueva depuradora que inutilizará las otras tres que se han hecho hace pocos años [con una inversión de casi tres millones]. Es otro despropósito", señalan los opositores a la gestión foral. El director de Aguas sostiene que esta nueva planta se planteó "por los problemas que está habiendo y, por ejemplo, porque en invierno había muchísimos días que no se podía acceder a La Cerroja. Las otras tres se utilizarán para distribución y en caso de cualquier fallo. Los problemas de abastecimiento en Carranza tienen sus días contados. Pongo la mano en el fuego por ello".
No apta para el consumo
A los problemas de suministro se une la calidad. La plataforma Karrantza Naturala, que cuenta con tres de los 11 concejales del Ayuntamiento, gobernado por el PNV con mayoría absoluta, presentó una querella en septiembre porque desde 2004 los análisis de Osakidetza indicaban que el agua no era apta para el consumo, "lo que ha ocultado el Ayuntamiento". De hecho, tras la presentación de dicha querella el consistorio publicó un bando en el que informaba a los vecinos de que el agua no era apta para el consumo. "Los análisis indicaban que hay aluminio, turbidez y en algún momento puntual aparecen bacterias", señalan.
Desde hace bastantes años, la mayoría de vecinos sólo bebe agua embotellada. La del grifo se deja para el aseo, el riego o la cocina, una vez hervida. A primera vista parece limpia, pero los vecinos han realizado sus propias pruebas para cerciorarse de que es mejor no beberla: "Si las dejas un tiempo en el vaso, el fondo se queda marrón".
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.