Los libros tampoco se salvan
No sé de dónde proviene la insistente información que EL PAÍS viene dando últimamente sobre la buena salud del sector del libro en España, en este periodo de crisis, pero puedo asegurar que hay muy poco de cierto en la misma.
Soy librero desde el año 1982 y aunque he conocido todo tipo de dificultades, nunca me he encontrado en la encrucijada de tener que desmentir este Mundo feliz en el que parecen vivir algunos de los segmentos del sector. Si no es crisis que desde septiembre de 2008 hayan bajado las ventas un 15% con respecto al mismo periodo del curso anterior, que algún colega librero me lo desmienta. Si no es crisis que el índice de devoluciones haya aumentado un 10%, que algún distribuidor me lo desmienta. Si no es crisis que el ritmo de novedades se mantenga muy alto y que la media por tirada se reduzca cada vez más, que algún editor me lo desmienta.
Parece ser que ya se ha acabado la coartada cultural a la que se aferraban muchos editores para publicar una cantidad ingente de títulos para ver con cuál sonaba la flauta. No nos engañemos. Editar es muy barato y a muchos no les importaba que se destruyeran libros a mansalva si con tres, cuatro o cinco títulos cerraban sus cuentas de resultados con elevadas ganancias. Si se me permite un consejo, si preservamos la cultura, salvaremos al libro.
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