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Editorial:
Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

La 'gran pirámide'

El presidente de RTVE anunció el martes en el Congreso que la corporación pública venderá sus instalaciones actuales en Prado del Rey, Torrespaña y los Estudios Buñuel para concentrar sus actividades en un solo inmueble. El mensaje que Luis Fernández transmitió a los diputados, inquietos por el número de minutos que aparecían sus partidos respectivos en las pantallas de la televisión pública, fue que la unificación de actividades en un nuevo hogar, "edificio emblemático", será un símbolo del compromiso con la modernidad del ente público. Dejó caer el leve apunte, insuficiente, de que el proyecto "salvaguardará los equilibrios presupuestarios", es decir, que no aumentará la ya de por sí voluminosa deuda televisiva.

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Sorprende que los diputados no preguntaran por cuestiones elementales. Por ejemplo, cuál será el coste estimado del proyecto, cuánto ingresará RTVE por la venta de los terrenos e instalaciones y si en esta venta mediarán recalificaciones y plusvalías al modo de otras destacadas operaciones especulativas recientes. Quizá los congresistas puedan esgrimir que el proyecto "está muy verde". Pero tampoco se preocuparon por averiguar cuál será el destino del dinero que obtenga RTVE de la operación inmobiliaria en el supuesto -probable- de que los ingresos por la venta de activos superen los gastos de construcción de la nueva sede. No es lo mismo que el excedente de liquidez se destine a reducir la deuda -hipótesis descartada, puesto que, según la SEPI, los 7.800 millones de euros serán enjugados por el Tesoro Público-, a pagar las prejubilaciones -carga de 1.200 millones que ya ha asumido la SEPI- o a elevar el capital y los recursos propios de la empresa.

Dado que la nueva gran pirámide de RTVE ha merecido el honor de ocupar un debate parlamentario, nadie negará que es un asunto de la suficiente trascendencia como para que la dirección de la corporación explique rápidamente tales extremos. Se trata de cortar de raíz el temor de que cualquier excedente inmobiliario se utilice en pagar abultadas retribuciones a personajes de la televisión basura que viven del supuesto milagro de la elevación instantánea de las audiencias.

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