Las excarcelaciones y la Posición Común
El inicio de la liberación de los 52 prisioneros de conciencia del Grupo de los 75, y el posterior anuncio oficial sobre la excarcelación de todos los presos políticos pacíficos, son pasos muy importantes que permitirían ir más allá de la reparación tardía de una enorme injusticia.
Era un gran obstáculo para crear un ambiente propicio a las transformaciones económicas, sociales y políticas urgentemente necesitadas, así como un valladar insalvable para mejorar las relaciones con Estados Unidos, la Unión Europea y otros países democráticos.
Independientemente de los motivos de las autoridades, las conversaciones con la Iglesia católica cubana y el compromiso de excarcelaciones son alentadoras. Aunque en muchas ocasiones no hemos coincidido con la política del actual Gobierno de España hacia Cuba, apreciamos su papel positivo en el acompañamiento de estas negociaciones y las facilidades brindadas para que los liberados se asienten con sus familias en la Península.
La solución definitiva del drama nacional es responsabilidad de los cubanos, pero la comprensión y la solidaridad mundial ayudan muchísimo. Sería recomendable que la comunidad internacional reconociera esa decisión de las autoridades cubanas, fundamentalmente Estados Unidos y la Unión Europea. La liberación de los presos no constituye la solución del problema cubano; son indispensables cambios económicos, políticos y sociales. Incluso de mantenerse el asfixiante clima imperante, en un corto tiempo se llenarían nuevamente las cárceles, y la represión podría ser aún mayor para tratar de sofocar la cada vez más creciente inconformidad popular.
Pero un moderado reconocimiento internacional y gestos calibrados alentarían al sector reformista, cada vez mayor en el partido y el Gobierno. Lo contrario serviría de argumento a los más conservadores para justificar su posición inmovilista. Los Estados Unidos deberían eliminar la prohibición de viajar a sus ciudadanos, flexibilizar la venta de alimentos a Cuba, e intensificar los intercambios culturales, deportivos, académicos, religiosos y otros. Sobre su Posición Común, la Unión Europea debería considerar junto a la liberación de los prisioneros, también los resultados de la próxima reunión de la Asamblea Nacional del Poder Popular y otros acontecimientos que eventualmente se produzcan. Quizás el examen en septiembre debería aplazarse. Una decisión precipitada podría ser prematura. Además, podría acordarse un encuentro con el Gobierno cubano para verificar sus intenciones a corto plazo. En todo caso, la UE debe realizar contactos con toda la sociedad cubana durante las visitas de los representantes de los distintos países miembros a La Habana.
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