Respuesta a Bernard-Henri Lévy
Escribo en respuesta al artículo de Bernard- Henri Lévy publicado en EL PAÍS el 8 de junio. UNRWA es una institución humanitaria y, por tanto, no se pronuncia sobre los detalles del ataque a la flotilla de ayuda a Gaza que se afirman en ese artículo. El Consejo de Seguridad de la ONU ha reclamado, sin embargo, una investigación inmediata, independiente y que cumpla la normativa internacional.
En cuanto a los aspectos humanitarios reseñados en el artículo, quisiera desmentir que el bloqueo impuesto por Israel sobre la franja de Gaza concierna únicamente a las armas, como sostiene Bernard- Henri Lévy. Por el contrario, el bloqueo se aplica a una amplia lista de suministros que incluye el material humanitario.
Con anterioridad al inicio del bloqueo (junio de 2007) la media semanal de camiones con mercancías que entraban en Gaza era de 2.807, mientras que en la actualidad se permite únicamente la entrada de una media semanal de 500. Además, Israel solo autoriza la entrada del 35% del combustible industrial requerido para el funcionamiento de la central eléctrica de Gaza, así como el 53% del gas necesario para cocinar. Por otro lado, solo se ha permitido introducir un volumen reducido de materiales de construcción a pesar de la masiva destrucción causada por el bombardeo israelí de hace ya más de un año. La prohibición de entrada de materiales de construcción afecta igualmente a las Naciones Unidas y a las infraestructuras que destina a la población refugiada de Palestina. En la conferencia de Sharm el Sheij después de la Operación Plomo Fundido, la comunidad internacional comprometió 4.500 millones de dólares para reconstruir la franja. El bloqueo de Israel está impidiendo cumplir con la voluntad expresada por la comunidad internacional.
Como consecuencia del bloqueo y según las estadísticas de la ONU, más del 70% de la población padece inseguridad alimentaria, más del 40% está desempleada y el 80% depende de la ayuda internacional. Tres cuartas partes de los edificios destruidos durante la ofensiva israelí del año pasado continúan en ruinas debido a la prohibición de introducir materiales de construcción.
El bloqueo es ilegal y contraproducente y solo puede fortalecer el extremismo. Si el autor está tan preocupado por el destino de Israel, debería de abordar la cuestión de cómo sirve a los intereses de Israel tener a 1,5 millones de personas bloqueadas, privadas de libertad y frustradas a tan corta distancia.
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