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Análisis:EL ACENTO
Análisis
Exposición didáctica de ideas, conjeturas o hipótesis, a partir de unos hechos de actualidad comprobados —no necesariamente del día— que se reflejan en el propio texto. Excluye los juicios de valor y se aproxima más al género de opinión, pero se diferencia de él en que no juzga ni pronostica, sino que sólo formula hipótesis, ofrece explicaciones argumentadas y pone en relación datos dispersos

Miedo con patatas

Una de las ventajas del progreso (técnico, que no moral) es que el mercado ofrece un amplio muestrario de apocalipsis, a cual más sofisticado. Durante la guerra fría el apocalipsis nuclear monopolizó el espanto público; los profetas vocacionales pronosticaron un fin de los tiempos de escasez e invierno perenne con ocasión de la primera crisis del petróleo; el terrorismo nuclear se mantiene como el miedo favorito en muchas sociedades avanzadas; pero el último grito en terrores son los apocalipsis víricos y alimentarios. Los animales domésticos se han rebelado contra el hombre y le propagan el síndrome de las vacas locas, la gripe aviar o la porcina. Faltaban los miedos procedentes de los vegetales mutantes, como los trífidos de John Wyndham. Pues bien, ya están aquí. Desde que la Comisión Europea aprobó el martes pasado el cultivo de la patata transgénica Amflora, cultivada, sintetizada o modificada por el grupo químico alemán BASF, y tres variedades más del maíz de Monsanto, se ha desatado el miedo al tubérculo.

Tiene dos genes, dicen los ecologistas, que la hacen inmune a ciertos hongos; tales genes libran a la patata mutante de las plagas. Pero los mismos genes que protegen a la patata de las epidemias inhiben la eficacia de los antibióticos. Es cierto que Amflora no está destinada al consumo humano; pero si la comen los animales, puede transmitir sus efectos a través de la carne. A partir de este punto, se trenzan las confusiones. Los defensores de la patata arguyen que los antibióticos cuya acción podría deteriorar Amflora (remedios contra la tuberculosis) ya no se utilizan. Y el debate se ramifica en acusaciones mutuas, lamentaciones de indefensión y protestas de seguridad alimentaria.

No estamos lejos de un universo paradójico en el cual las empresas químicas fabrican los alimentos y la agricultura cosecha los combustibles. En ese mundo de fronteras flexibles, los apocalipsis se anuncian, pero nunca llegan a concretarse en destrucción. El ciudadano los percibe como ecos lejanos de fuerzas que no comprende. La patata Amflora suscita un dilema: o creer en la competencia y honradez de los científicos que vigilan las mutaciones agrícolas o instalarse en la inquietud permanente.

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