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Editorial:
Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

Luz roja en Afganistán

No bastan más soldados. Washington y la UE necesitan una nueva estrategia que evite el desastre

Afganistán es ya la máxima prioridad exterior de Barack Obama, que ante la gravedad de la situación envía allí otros 17.000 soldados a partir del verano. Serán más de 80.000 las tropas aliadas en el país centroasiático. En este escenario, una OTAN impopular y corta de efectivos, con la ayuda todavía testimonial del Ejército afgano, se está jugando su misma razón de existir frente a un enemigo cuya capacidad militar y terrorista no deja de aumentar y que encuentra santuario en la incontrolada frontera con Pakistán.

La convicción de que la guerra contra un adversario tan elástico y enraizado como los talibanes no se puede ganar exclusivamente dentro de las fronteras afganas, fundamenta la nueva estrategia regional (Afpak) de Washington. Pero si las dificultades logísticas son crecientes -Kirguizis-tán, presionado por Moscú, acaba de rescindir su permiso para que Estados Unidos siga utilizando la base de Manas, crítica plataforma aérea en la zona-, lo son mucho más las políticas. Su elemento principal es la volatilidad de Pakistán, país nuclearizado cuyo Gobierno da con una mano en la lucha contra el islamismo fanático lo que quita con la otra. El último e inquietante ejemplo es el acuerdo con los talibanes para que puedan aplicar la sharía en una zona lindante con Afganistán. Otro factor relevante es el final de la luna de miel entre Washington y el presidente afgano Karzai -cuyo mandato expira en mayo-, un hombre tolerante con la corrupción y sólo nominalmente a los mandos de un país que, según la secretaria de Estado Clinton, está manejado por el narcotráfico.

En Afganistán habrá elecciones presidenciales en agosto y Washington quiere que la OTAN santifique en abril una nueva estrategia aliada que evite el desastre. Obama dice que para ganar la guerra se precisa mayor coordinación militar y diplomática interaliada y más esfuerzos para desarrollar el país. Su ministro de Defensa acaba de añadir en Cracovia que espera nuevas y sustanciales aportaciones -militares y civiles- de los europeos. Gates piensa en miles, no en cientos de soldados. Es fundamental en esta tesitura que la UE contribuya a elaborar esa estrategia. En una guerra donde Occidente se juega mucho, poner más tropas sobre el terreno resulta imprescindible. Pero aún más necesario es un punto de vista coherente. Washington y sus socios deben tener claro hacia dónde se dirigen en Afganistán. O los acontecimientos allí pueden empequeñecer a Irak.

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