Sobre Isaac Montero

Es una pena que toda una página de EL PAÍS sobre la obra y la vida de Isaac Montero haya tenido que ser en la sección Obituarios. Más oportuno habría sido que este alarde de eficiencia periodística hubiera aparecido en Babelia y hubiera sido motivado, con el autor en vida, por alguna de sus obras. Me limito a señalar aquí, por lo que atañe a la obra de Montero (obituario número uno, redactado por el conocido crítico literario Ernesto Ayala-Dip) que Documentos secretos no es una trilogía sino una tetralogía; que ninguna de las cuatro novelas que la componen lleva por título el título de la tetralogía misma, sino, en el orden que les dio Montero: I. Citas a un juicio, II. Ropa de vestir, III. Árboles y IV. Necesidad de un nombre propio, que poco tienen que ver con los títulos que se les atribuye en este obituario; y que, para limitarme a la obra de los últimos años, entre La Fuga del mar y El lobo cansado, Montero publicó El vuelo de la crisálida, que inexplicablemente se omite. Cabe añadir acerca de este primer obituario que, tal como Joseph Conrad se enfurecía cuando la crítica lo etiquetaba como "autor de novelas del mar", Montero se enfurecía cuando la crítica lo etiquetaba como "perteneciente al realismo social".

En cuanto al obituario número dos, redactado con mucho cariño por Juan Cruz, contiene algunas afirmaciones que para el círculo de amigos de Montero suenan muy extrañas. "Casi todo lo que hacían era, tan sólo, para esperar a que vinieran los viernes de los amigos", por ejemplo. Aparte de que jamás fueron los viernes sino los miércoles de los amigos, Tereto jamás traducía ni Isaac escribía "tan sólo" por nada sino "nada menos" que por una pasión vocacional que los consumía. A todos quienes fuimos sus amigos nos llama la atención que Cruz fije en el 23-F el momento en que Montero se hace socialista, como así que no diga una palabra acerca de su muy honda decepción ante lo que para él era la inoperancia de los últimos gobiernos socialistas. De todos modos, gracias a EL PAÍS, que con esta página se une a nuestro llanto.