Impuesto sobre el patrimonio
¿Sabemos lo que significa el impuesto sobre patrimonio? Hablan los expertos: "Hacer pagar dos veces a las gentes que tienen capacidad de ahorro. (...) Si las familias españolas, al menos una parte de ellas, pudieran alcanzar tasas de ahorro importantes, una buena parte de nuestro problema desaparecería o se vería seriamente aliviado. El impuesto sobre el patrimonio representa que yo pago sobre lo que he ahorrado, es decir, sobre aquella fracción que no me he gastado, y eso evidentemente no es justo. Esta es la causa de que prácticamente sea un impuesto inexistente en el resto del mundo, con tan escasos ejemplos: Francia, que además lo va a eliminar, y la India, que no está claro que sea una buena referencia como sistema fiscal. Presentar esto como una contribución a la creación de empleo y a la lucha para que los ricos paguen más es de una indignidad moral absolutamente impresionante" (Fórum Libertas.com).
¿Así va a crecer el entusiasmo, tan necesario, en los ahorradores? Con razón, el impuesto sobre patrimonio, una torpeza de irresponsables, lo ha rechazado el Partido Popular. Parece que el Gobierno que ha hundido a cinco millones de trabajadores, quiso prologar su agonía para leyes que dificultarán el progreso de España bajo el próximo Gobierno, que se prevé del Partido Popular.- María Fernández Vicente. Valladolid.
Hace tiempo que sospecho que la clase política nos toma a los ciudadanos por tontos, porque, para equilibrar el déficit, ¿qué son los 13.000 millones de euros a costa de pensionistas, parados y funcionarios comparados con el agujero de más de 250.000 millones de euros del fraude fiscal? Para que el Estado ingrese recursos de forma urgente, ¿qué son los 1.000 millones de euros a recaudar por el nuevo impuesto sobre el patrimonio comparados con los 6.000 millones con que el Estado sufraga -con dinero de todos, creyentes o no, ricos y pobres- a la Iglesia católica anualmente, sin estar obligado a ello desde hace más de 30 años? Mi sospecha ya es certeza: sí, nos toman por tontos, y si no se nos ocurre nada para desalojarles de sus poltronas es que quizá lo seamos. O, al menos, lo estemos.
Luis José Herrero Collado Mediano, Madrid
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