Euro e inflación
Tiene gracia que cinco años después de la implantación del euro salga a la luz un informe para desvelar que este hecho ha supuesto una subida de precios de un 70%. No había hecho falta esperar tanto tiempo. Sin ser economistas, los niños, en enero de 2002, ya advirtieron que la chuchería de cinco pesetas había pasado a costar cinco céntimos y que el bote de la máquina de refrescos había pasado de 100 pesetas a un euro. El consumidor vio inmediatamente cómo los carteles de los precios de frutas y verduras lucían los mismos dígitos que antes y que la única novedad era una coma decimal que separaba las dos últimas cifras. Son sólo dos ejemplos que demuestran que en este país o bien hay mucho listo o bien fallan las matemáticas. Los únicos colectivos que, aparentemente, supieron dividir correctamente fueron dos: los empresarios a la hora de traducir los salarios de pesetas a euros y, curiosamente, los chinos que del Todo a 100, 200 y más pasaron al Todo a 60, 1,20 y más. Lo que nunca entendí es por qué la inflación correspondiente a 2002 no se disparó ¿Sería por los cambios introducidos de forma tan oportuna en la elaboración del IPC a partir de esa fecha.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.