Debate y propuestas
O sea, que el señor presidente del Gobierno se ha enterado ahora de los "efectos perniciosos" de la burbuja inmobiliaria y de que, en definitiva, ha estallado. A la fuerza ahorcan.
Me pregunto si los datos relativos a la evolución de la renta destinada a vivienda por los ciudadanos, la tasa anual de crecimiento del precio de la vivienda o el hecho contrastable de que ni siquiera servía para proporcionar más viviendas a los españoles, es información que le llega ahora y no hace unos años, siendo como era de público conocimiento.
Efectivamente, el PP y su Ley del Suelo insuflaron aire en la burbuja antes de la llegada del presidente del Gobierno al Ejecutivo en 2004, pero desde entonces, y pese a sus justificaciones actuales en cuanto a que se promovieron políticas alternativas respecto a la vivienda de alquiler y vivienda protegida, lo cierto es que la burbuja continuó creciendo en tanto permitía un crecimiento económico, aunque fuera ficticio y de peligrosas consecuencias.
Vino la crisis y ella fue la que reventó, con sólo rozarlo, un globo ya muy hinchado. Ahora el señor Zapatero propone otras políticas de crecimiento económico, más sostenibles y menos dependientes del ladrillo. Más vale tarde que nunca, pero de un presidente de Gobierno yo esperaría más valor añadido en su labor de previsión y anticipación en políticas de tanta repercusión directa en los ciudadanos.- Luis José Herrero López. Collado Mediano, Madrid.
Al escuchar a Rodríguez Zapatero en el debate del estado de la nación no he podido evitar hacer un paralelismo con el mundo del Gran Hermano descrito por Orwell en su novela 1984. El protagonista, Winston Smith, trabaja en un ministerio en el Departamento del Registro. Su tarea es corregir en todo tipo de archivo histórico las promesas, predicciones y previsiones hechas por el Gran Hermano y que, por supuesto, no ha cumplido. Hasta tal punto no tiene que ver con la realidad lo que anuncia el Gran Hermano que ni siquiera las correcciones que quedan archivadas responden a lo que ha sido posteriormente la realidad. Winston Smith se encuentra, al fin, creando un archivo de datos históricos con la única finalidad de que las siguientes cifras que dé el Gran Hermano sean creíbles y laudables por el pueblo.
El control de los medios de las televisiones a través del presupuesto público (por supuesto que no son necesarios anuncios, con 700 millones de euros de subvención anuales no hacen ninguna falta) sustituye con eficacia a la Oficina del Registro de Orwell.
La novela de Orwell acaba mal. Pienso que, afortunadamente, mientras haya un resquicio de libertad, y su periódico es muestra de ello (las elecciones democráticas también), los ciudadanos exigiremos a los políticos que luchen contra la tentación totalitaria que ofrece el poder. En mi opinión, Zapatero hace tiempo que se ha dejado llevar por ella y desde este foro quisiera recordárselo por si todavía está a tiempo de rectificar.
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